En su famoso
libro “Las Mujeres que Aman Demasiado”, la
terapeuta norteamericana Robin Norwood señala que la mujer que se ha
recuperado de su Síndrome es una mujer que ante una relación de pareja hace
algo tan sensato como preguntarse: ¿Esta relación es buena para mí? ¿Me permite
llegar a ser todo lo que soy capaz de ser?
La cuestión es
que a las mujeres aquejadas del patrón emocional de Amar Demasiado, no sólo no
se les ocurre este planteamiento, sino que aún más allá, lo que se preguntan,
de forma que les resulta consciente o no, es:
¿Soy yo lo
suficiente buena para esta relación, para este hombre?
¿Soy yo lo
suficiente cariñosa, sexy e interesante para que él me ame plenamente y sacie
mi hambre de amor?
¿Cómo puedo ayudarle,
y mejorarlo para que él pueda llegar a ser todo lo que es capaz de desarrollar,
y de este modo me necesite?
A pesar de que
el perfil de la mujer que ama demasiado es el de una mujer inteligente, con
capacidades y, en muchos casos, de amplia cultura y formación, sin embargo
–como se dice en los tradicionales programas de anónimos, necesita recuperar el
“sano juicio”, que ella ignora haber perdido, pues lo que siente es que su
capacidad intelectual sigue funcionando correctamente y se percibe como una persona
responsable, coherente y generosa.
Pero,
evidentemente, no es un juicio sano el que toma decisiones que perjudican
claramente su vida, o el que deja de tomar decisiones cuando la situación que
está viviendo perjudica gravemente su vida.
Las mujeres que
aman demasiado están de espaldas a su propia existencia; su foco de atención
exclusivo es su hombre.
Han depositado
en sus manos una terrible responsabilidad (que no les corresponde): La de
hacerlas felices.
Y en su
enfermedad emocional, convertida en obsesión, en adicción, gastan su energía
vital y el tiempo de su vida en intentar conseguir su objetivo. A saber, que su
hombre les proporcione, al fin, su anhelada felicidad de sentirse plenamente
amadas.
Lo irónico es
que estas mujeres suelen haber elegido como pareja precisamente a hombres que
no tienen la capacidad de satisfacer sus necesidades emocionales.
El rincón de la mujer emprendedora
Autora: Robin
Norwood
Terapeuta
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