martes, 27 de agosto de 2013

Cambiar es complicado, aunque no imposible

¿Estás en un momento de cambio? ¿Quieres cambiar pero no puedes?...¡Provoca el gran cambio que estás buscando! 

Cambiar es complicado, aunque no imposible. Anhelamos el cambio, aunque a veces hay otras cosas que nos complican nuestras mejores intenciones. ¿Qué motiva al cambio?

Por diferentes  razones, las personas llegan a  momentos de su vida en donde comienzan con una serie de interrogantes existenciales, relacionados con quienes son: si son felices, si alcanzaron las metas que soñaron en su juventud, si las conductas de su vida cotidiana los satisfacen.

Citamos algunos de estos cuestionamientos como ejemplos de un sin números de preguntas, de una gran cadena de cuestionamientos que recorren en una persona cada uno de sus roles  y áreas  personales.
Las preguntas son, de alguna manera, la expresión racional de una necesidad emocional que la persona está atravesando en su vida, que indica que hay que hacer un cambio. Uno puede llegar al cambio por las experiencias vitales o en el peor de los casos cuando la persona se ha mantenido muy alejada de sus deseos personales y emociones más profundos. En cuanto a su sentido de la vida, pueden entrar en la posibilidad del cambio o producirlo inminentemente cuando la necesidad del cambio se expresa mediante el cuerpo. Es común que las personas que no están pudiendo enfrentar un cambio,  presente síntomas orgánicos y/o psicológicos.
Es sabido y comprobado por la psicología que cambiar es posible. Pero algunas personas, para poder realizar el cambio, necesitan estar contenidas y apoyadas.
Algunas de las limitaciones que se presentan para producir el cambio en la vida de una persona son las creencias erróneas que se tienen sobre que significa cambiar. Las más frecuentes que limitan el cambio pueden ser nuestras percepciones. Solemos elegir la forma que más cómodamente se adapta a nuestra comprensión de la realidad y nos cuesta cambiarla. La rigidez de nuestras creencias, nuestros hábitos, costumbres y rutinas. Sobre esto y sobre la incomodidad e inseguridad que nos da la baja autoestima, inseguridad y temor a lo desconocido.
Todas estas barreras que son productos de  ideas y emociones irracionales de nuestro mundo interior, tienen un origen en algún lugar la historia personal de cada uno pero, a pesar de esto, es desconocido por muchos. Por todo ello, es frecuente que escuchemos  de las personas la frase "quiero pero no puedo".
Para poder decirlo sintéticamente, todos tenemos en nuestro interior una parte sana que   invita a recorrer el camino del cambio, pero ella se enfrenta con la parte limitante que actúa como una polaridad dentro de cada persona, haciéndole sentir que no puede cambiar. Por lo que durante mucho tiempo, piensa: "Quiero pero no puedo".

Esta idea errónea, repetida una  y otra vez, por minutos, horas, días, semanas, meses y años en la vida de una persona, terminan paralizándola y solo queda lamentándose de todo lo que quiere para su vida pero no puede. Así se daña profundamente su autoestima.
A veces perjudica las relaciones interpersonales, ya que un comportamiento inadecuado altera los vínculos. Esto produce un efecto a aquellos que quieren cambiar y sienten que no pueden, repiten una y otra vez falsas promesas: ya lo cambiaré, y el tiempo pasa y la conducta sigue siendo la misma
La mejor salida para generar el cambio es tener coraje y creatividad, tomar fuerzas, buscar ayuda, entender que se pude salir de la sensación de querer pero no poder. Los seres humanos somos una fuente de poder y energía ilimitada. La posibilidad del cambio no está en las palabras sino en la emociones y más aún en la conducta. Una acción nueva puede generar mucha más fuerza interna que la creencia mágica de que el cambio nos caerá del cielo o un mago nos tocará con la varita mágica.
Para dejar de decir quiero pero no puedo hay que proponerse pequeños objetivos, eliminar las excusas y tener pequeñas acciones todos los días para provocar el gran cambio que se está buscando. Descartar las excusas que me impongo para no hacer: ellas sólo me permiten obtener los mismos resultados e impiden que cambie y me desarrolle.

Autora: Cecilia Lotero.

El rincón de la mujer emprendedora







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