¿Creéis que se puede
aprender algo después de arruinarse?
Por aquellas casualidades de la vida, el otro día conocí a una mujer cuya
historia puede servir al resto, más que nada porque es un caso generalizado,
con la diferencia de que esta mujer ha sabido sacar las lecciones oportunas de
su experiencia y ha salido con la lección aprendida.
Me comentaba que aún recordaba la sensación de tener una cuenta bancaria vacía
y la incertidumbre de no saber cómo iba a hacer frente a los pagos del mes
siguiente. A la edad de 28 años, aún teniendo un trabajo (mal pagado pero un
trabajo), ella estaba superada por la ecuación pagos/ingresos.
Asegura que tuvo la sensación de tocar fondo cuando le propusieron ir un
domingo a la playa en pleno mes de Agosto, para pasar el día completo allí, y
tuvo que decir que no, al ser algo que ella no se podía permitir. De hecho,
hacía tiempo que no se podía permitir ni salir un sábado por la noche con sus
amigas ni mucho menos salir a cenar.
El momento en que su situación empeoró fue cuando consiguió un buen trabajo
relacionado con su carrera, muy bien pagado, donde ella era muy competente y
por tanto, tenía expectativas de futuro. A los 6 meses le subieron el sueldo y
fue cuando decidió comprarse un coche de 21.000 euros a plazos. Se podía
permitir tranquilamente pagar los 420€ de letra mensual más el alquiler sin
ningún problema.
El infierno llegó cuando la empresa en la que trabajaba tuvo que cerrar, algo
que ella ni se podía imaginar. En ese momento y tras derrumbarse en su casa por
la situación que estaba apunto de venirse encima, se dio cuenta de muchas
cosas.
Se dio cuenta de que la mayoría de la gente vive al día, incluida ella, y desde
luego que todo el mundo vive como si tuviera dinero, pero hay una diferencia
entre vivir como si tuvieras dinero a tener dinero de verdad. La mayoría de las
cosas que compramos, a pesar de que podemos pagarlas, no nos las podemos
permitir.
"Me arrepentí enormemente de haber cambiado mi coche, el cual ya tenía 8
años, pero no me había dado problemas. Lo cambié únicamente porque pensé que me
lo podía permitir al tener expectativas de futuro en la empresa."
Hoy día, esta chica, 3 años más tarde ha cambiado rotundamente su situación
económica. Y aquí tenemos las lecciones que ella aprendió de estar en la ruina.
1.- No confíes en los ingresos de una sola fuente ni confíes en un trabajo.
Tener un trabajo sólo significa que estás a un paso de no tener trabajo. Tener
una sola fuente de ingresos que no nos permite ahorrar, es algo muy peligroso.
Aprendí a darle la debida importancia a ganar un dinero extra, aunque sea en
cosas que no te gustan. ¿Una licenciada limpiando casas y cuidando niños?, pues
finalmente tuve que recurrir a eso para intentar pagar cuanto antes las letras
de mi coche y mi tarjeta de crédito.
2.- Hay que vivir siempre por debajo de nuestras posibilidades.
Ahora gano más dinero que antes y hay meses que gasto lo mismo que cuando me
quedé arruinada. Me casé el año pasado y me olvidé de hacer una boda por todo
lo grande como nos han vendido en las películas. No quiero pasar por lo mismo
nunca más, así cuando ahora mi marido y yo tenemos buenas rachas económicas, es
cuando aprovechamos para hacer más dinero, pues sabemos que pueden volver las
"vacas flacas" en cualquier momento.
3.- Aprender lo mínimo de finanzas.
Jamás me llamaron la atención las finanzas. De hecho, nunca di importancia ni
al ahorro ni a los planes financieros domésticos. Hoy día soy muy consciente en
la necesidad de destinar siempre una parte del dinero ganado a un plan de
ahorro e incluso ya me planteo invertir en bolsa de cara a nuestros futuros
hijos.
4.- Hay vida después de la quiebra.
Tener la sensación de estar en quiebra, perder tu trabajo, no saber lo que vas
a hacer... es completamente desmoralizador, y entiendo que mucha gente entre en
depresión, pero de nada nos sirve venirnos abajo. Todo lo contrario, y es en
las adversidades cuando una persona debe hacerse más fuerte, pues hoy puedo
decir desde el otro lado que toda racha pasa si la ayudamos a pasar. Como dice
una frase que escuché hace tiempo: "Nunca sabes lo fuerte que puedes
llegar a ser hasta que ser fuerte es tu única opción".
"Hoy día me alegro incluso de haber pasado por aquella situación, ya que
pienso sinceramente que estoy mucho mejor gracias a que pude aprender esa lección.
No quiero tener más deudas en la vida. Cualquier inversión que hoy día hacemos
mi marido y yo en la compra de lo que sea, la estudiamos al milímetro, para no
alterar lo más mínimo el plan financiero que comenzamos. Del mismo modo aprendí
que no era tan inteligente como pensaba. Y es duro llegar a esa conclusión para
una persona que se sacó la carrera con notas muy altas y que un día se da
cuenta que es una "tonta" más que no tiene ni idea de cómo funciona
el mundo cuando se habla del dinero. Y todo el mundo debería conocer las
trampas en las que puedes caer"
Autor: A. Catalán González
Licenciada en Marketing
El rincón de la mujer
emprendedora
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