sábado, 19 de marzo de 2016

Y TÚ qué eres?

¿Zanahoria, huevo o café?

La historia que te contamos hoy trata sobre la actitud que debemos tener frente a las distintas situaciones que afrontamos en la vida. ¿Eres zanahoria, huevo o café?, esa es la pregunta que te debes hacer al final de la lectura.


Una hija hablaba con su padre y se quejaba sobre su vida y las cosas que le ocurrían. Cada vez que ella solucionaba un problema, siempre aparecía otro. Estaba cansada de enfrentar estas situaciones y ya no sabía cómo seguir adelante. “Me doy por vencida”, le dijo a su padre. Él, que trabajaba de chef, la invitó a acompañarlo al restaurante el día siguiente. Ella sin entender bien aceptó. En la cocina el hombre puso 3 cacerolas pequeñas con agua al fuego. Cuando el agua hervía, puso en una de ellas una zanahoria; en la otra un huevo y en la tercera, unos granos de café. La hija no entendía qué hacía su padre. A los 20 minutos, el padre apagó el fuego de las 3 hornillas. Sacó la zanahoria y el huevo, poniéndolos en un plato. El café con el agua lo puso en un recipiente. Hizo acercar a la joven y le dijo que viera cada uno de esos ingredientes, cómo cambiaron con el agua y el fuego. La zanahoria estaba blanda, el huevo estaba duro y el café despedía un rico aroma. Ella le preguntó a su padre: “¿Qué significa todo esto?” El le respondió: Los tres ingredientes enfrentaron la misma adversidad: el agua y el fuego, pero cada uno reacción de diferente forma. La zanahoria que era fuerte y dura se volvió blanda y débil. El huevo que era frágil se volvió duro. Los granos de café después del agua habían cambiado.

Su hija le preguntó: “¿Qué significa esto, Padre?”
El le explicó: “Los tres elementos enfrentaron la misma adversidad: agua hirviendo. Pero cada uno reaccionó de manera diferente:
La zanahoria llegó al agua fuerte y dura; pero se volvió blanda y débil.
El huevo había llegado al agua frágil, protegido solo por su cáscara; pero se volvió duro.
Los granos de café, sin embargo, eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.
¿Cuál eres tú?, le preguntó a su hija.

Reflexión:
Las circunstancias son las que son, y ante eso poco podemos hacer, pero si que podemos elegir la actitud y el modo de responder ante la adversidad o cualquier situación que se nos plantee la vida. Eligiendo el significado que damos a las situaciones, detectando creencias limitadoras para sustituirlas por otras mejores y haciendo lo que esté en nuestra mano para hacer nuestra existencia un camino más apacible y feliz.

El rincón de la mujer emprendedora

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