“Un hombre se convierte en lo que piensa durante todo el día”, dejó escrito Ralph Waldo Emerson. ¿Cómo podemos garantizar tener un buen día? No nos damos cuenta, pero en la mayor parte de casos, nuestro bienestar se trunca durante las primeras horas (o, incluso, durante los primeros minutos) de la jornada. Si nos levantamos con ansiedad, lo más probable es que esta se agrave a lo largo del día, no que vaya a mejor.
Por eso resulta tan importante lo que hacemos al levantarnos, e incluso antes. Es normal que el despertador ponga nuestro corazón a latir a mil por hora, y que una cosa lleve a la otra hasta que nos metemos en la cama, por la noche, agotados y estresados. Una serie de pequeños cambios vitales pueden contribuir a mejorar nuestro ánimo diario. Algunos de ellos se recogen enGood Morning: 365 Positive Ways to Start Your Day (Sourcebooks) de Brook Noel, que proporciona unas cuantas reflexiones para aquel que quiera empezar el día con buen pie. A continuación explicamos diez detalles que pueden marcar la diferencia.
Pon siempre el despertador a la misma hora
Como hemos explicado, la eficiencia del reloj biológico aumenta con la rutina, por lo que levantarnos siempre a la misma hora evitará que nos quedemos dormidos o, por el contrario, que pasemos una hora dando vueltas en la cama. Como puso de manifiesto un estudio realizado en la universidad alemana de Lübeck, nuestro cuerpo tiene en cuenta la hora a la que pretendemos levantarnos para poner en marcha poco a poco las funciones vitales.
Descansa durante cinco minutos
¡El despertador! Salimos escopetados en la cama y en menos de diez segundos estamos ya bajo el chorro de la ducha. Mal, pues tal precipitación marcará el resto de nuestro día. Debemos concedernos un poco de tiempo antes de ponernos en marcha. Es una forma de decir a nuestro cerebro queno hay ninguna prisa. Podemos repasar mentalmente aquello que vamos a hacer a lo largo del día, recordar algo que esperamos con ganas y, eso sí, evitar no volver a dormirnos. Quizá para ello sea útil mantener la luz encendida.
Levántate antes
Puede que una buena idea sea acostumbrarse a poner el despertador un poco antes. “¿Cómo? ¡Anatema! ¡No voy a quedarme sin diez minutos de sueño!” Nos gusta apurar nuestro tiempo en la cama, pero eso puede tener consecuencias perjudiciales, puesto que nos hace ducharnos, desayunar y prepararnos con el reloj pisándonos los talones. Levantarnos un poco (o bastante) antes puede ser útil para disfrutar de un ritmo más pausado desde el primer minuto del día.
Desayuna bien
Después de un sueño de siete u ocho horas, nuestro cuerpo necesita recuperar nutrientes. Un desayuno equilibrado y fuerte nos dará la energía necesaria y, además, nos ayudará a adelgazar. Como han puesto de manifiesto diferentes estudios, una de las claves para la pérdida de peso es que la primera comida del día sea fuerte, lo que evitará que acudamos a la nevera constantemente a lo largo de la jornada.
Ponte una canción diferente cada día
Para los amantes de la música, arrancar por la mañana con un tema diferente (y que nos guste) nos ayudará a imprimirle color al día y evitar caer en lo repetitivo. Tómate cinco minutos para plantarte delante de la cadena musical y pensar qué encaja con tu estado de ánimo, o mejor aún, qué clase de música puede sintonizarte en la frecuencia en la que te gustaría estar a lo largo del día.
Haz la cama
Banal, ¿verdad? No lo es tanto. Psicológicamente, es importante salir de casa con los deberes hechos y todo ordenado, puesto que nos liberaremos de la carga que suponen las tareas domésticas. Fregar los platos, hacer la cama, tener todo en su sitio evitará que a lo largo del día vuelva a ocupar nuestro cerebro aquello que tenemos por hacer, y que se irá acumulando al resto de obligaciones diarias.
Toma unos minutos para ponerte al día
Al final de la jornada, nos gusta pensar en nosotros mismos, en nuestra familia y amigos, o evadirnos con una película o un libro. Olvidamos el mundo que hay ahí afuera, y hacemos bien. Sin embargo, por la mañana resulta útil ver durante unos minutos la televisión para ponernos al día y afrontar las cosas con más perspectiva. También, revisar la agenda o echar un vistazo a internet. Es una buena manera de ponernos en contexto antes de comenzar la rutina diaria.
Vístete (aunque no vayas a salir de casa)
Evidentemente, nos pondremos ropa si nos vemos obligados a acudir al trabajo. Pero cuando no es así, nos gusta remolonear y seguir con el pijama puesto hasta que es demasiado tarde o dan las diez de la noche y volvemos a estar legitimados para llevarlo. Más allá de las razones higiénicas (es la ropa con la que dormimos), cambiar nuestra ropa es una manera de decir a nuestro cuerpo que el día ya ha empezado. Además, llevar puesta ropa con la que se podría salir a la calle –aunque sea una camiseta– proporciona una mayor seguridad y confianza en uno mismo.
Piensa en un descanso a media mañana
Una buena forma de motivarnos para empezar con fuerza es, paradójicamente, pensar en el descanso. Si nos permitirnos tomarnos 20 minutos a media mañana para reponer fuerzas, nos será más sencillo coger el ritmo del día. Además, en aquellas jornadas en las que se nos acumulen los compromisos, podemos centrarnos en otros problemas no relacionados con el trabajo en ese tiempo, y realizar esa llamada a un familiar que llevamos postergando semanas.
Pon por escrito lo que quieres conseguir
Este es uno de los consejos planteados en el libro de Brook Noel. Todo nuevo día es una oportunidad que se abre ante nuestros ojos, y por eso no está mal ponernos una meta (pequeña, eso sí) cada mañana. Si, como decía Emerson, somos lo que pensamos, el primer paso para alcanzar nuestras metas es centrarnos en lo que realmente importa. Todos lo sabemos; el problema es que no lo recordamos.
Fuente: El confidencial
El rincón de la mujer emprendedoraRedacción
No hay comentarios:
Publicar un comentario