viernes, 25 de abril de 2014

Tres formas en las que surgen las empresas.

Hay respuestas simples como "elegir un área que está en tendencia" o "buscar un mercado que no se haya explotado aún". También, y aunque suene contradictorio, "abrirnos un hueco en un mercado que lleve funcionando más de 20 años".

Y quizás la respuesta más común sea "buscar tu pasión y convertirla en negocio", pero lo cierto es que las grandes ideas de negocio no suelen surgir de esta forma. 


1. La idea espontánea.

Esta idea es esa que te golpea cuando estás en la ducha, conduciendo o haciendo garabatos en una reunión. También surge en una conversación, de repente, con los amigos, y es uno de esos momentos en los que se te ilumina la bombilla. De repente los puntos se conectan. Te sientes emocionada hasta el punto de que esperas la llamada de Albert Einstein para felicitarte. Y como no has visto un negocio de ese tipo, crees que nadie más ha pensado en ello. Por momentos se te pone "cara de euro".

Así que te diriges a tu ordenador, buscas información sobre ese proyecto, y descubres que hay varias personas que ya han pensado en eso. Es más, ya hay empresas que ofrecen tu innovador y original servicio. Entonces piensas que tú podrías hacerlo mejor, y después de darle vueltas durante algunos días comienzas a descubrir algunos problemas. Hablas con tus amigos de confianza y te dicen algunas cosas con las que no habías contado en un principio. 

Por ejemplo: nadie pagaría por ello, apenas tienes mercado o las empresas que se dedican a ello están a punto de cerrar al no ser un negocio rentable. Por algún motivo o por otro, no te ves capaz de darle forma a esa idea. No eres capaz de visualizar la forma en que tendrías éxito. Poco a poco caes en la dilación y tu sueño se va apagando lentamente. Quizás sea mejor así.

2. La idea de negocio privilegiada.

Quizás hayas pasado los últimos 10 años en una empresa que ofrece un producto o servicio y hayas notado algunas taras en la empresa que hace que sus clientes no estén del todo contentos. El producto puede mejorar, tienes una fórmula para abaratar los precios y mejorar el servicio.  Supongamos que la empresa paga a vendedores externos o subcontrata algunos servicios para ciertos trabajos y nadie parece contento con los resultados.

Se lo dices a tu jefe, pero en esos momentos, o bien tiene otras prioridades o sencillamente no te escucha. Entonces ves muy clara la oportunidad de negocio y decides iniciar ese negocio por tu cuenta. En un momento dado sigues los pasos para comenzar el negocio sin dinero, haciendo de pluriempleado a tiempo parcial dándole forma a tu idea. Tienes los contactos (proveedores y clientes) y tienes la solución a los problemas que no soluciona la industria. Es decir, estás bien informado sobre el sector y perfectamente ubicado. De esta forma han salido grandes empresas.

Se le llama la idea privilegiada porque suele tener un porcentaje de éxito elevado, ya que nace de la clara solución a un problema dentro de un sector que dominamos perfectamente.

3. La idea deliberada.

En este caso no comienzas con una idea de negocio, sino con el deseo de crear tu propia empresa y convertirte en empresaria, pero te falta la idea y debes buscarla. Mientras que en los anteriores casos la idea venía  sin avisar y sin buscarla, cuando somos nosotras las que vamos a buscarla., el esfuerzo mental es mucho más trabajoso y cambian las reglas del juego.

Es bueno ir anotando las ideas para posteriormente ir descartando algunas y es bueno observar nuestro alrededor para identificar problemas o necesidades de las personas.
Y si eres un poco creativa o imaginativa, la encontrarás.

¡¡Suerte!!

El rincón de la mujer emprendedora
Redacción 

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