Inés Caruso de Rossi&Caruso
Inés Caruso habla con voz suave y segura, tamizada por su trayectoria y experiencia. Dice no sentirse una “emprendedora” dado que el fundador fue su abuelo. Sin embargo, Rossi & Caruso tuvo muchas refundaciones a lo largo de los años y ella fue responsable de timonear varias de ellas. A los 21 años se incorporó a la empresa: “Empecé marcando mercadería. Pasé por todas las áreas de la compañía. Ahí me fui enamorando de lo que hacía, del trabajo artesanal. Si no se pone el amor y la pasión en lo que uno hace no se puede seguir tantos años en la empresa”, cuenta. Y sabe de lo que habla. Desde muy joven su padre le delegó responsabilidades y tuvo que enfrentar todos los vaivenes económicos del país de los últimos 30 años. La clave, asegura, es mantener la cabeza abierta, estar a la vanguardia y trabajar en equipo: “El conocimiento, cuando se comparte, crece”. Entre las últimas reinvenciones de la marca se encuentra una nueva unidad de negocio de calzado y los regalos empresariales.
Inés Bertón de Tealosophy
La historia de Inés Bertón sorprende. Cuando era adolescente sufría de terribles dolores de cabeza. Después de muchos estudios médicos, descubrieron que tenía “olfato absoluto”, una condición poco usual que ella decidió capitalizar. Así, decidió estudiar perfumería en París, pero la física y la química no eran lo suyo y decidió partir hacia Nueva York a trabajar en el mundo del arte. Una serie de hechos fortuitos la llevaron a trabajar en una casa de té: “Ganaba 4, 50 dólares la hora. Comía arroz todos los días pero tuve coraje para seguir adelante. Sentía que era lo que tenía que hacer”. Allí aprendió el té como un lenguaje y tuvo la posibilidad de realizar sus primeros viajes a Oriente para profundizar el conocimiento. En plena crisis 2001 de la Argentina, decidió regresar y abrió su primer local en la Galería Alvear. “Sigue tu olfato”, decía el cartel que conducía a Tealosophy. A partir de allí el crecimiento y el reconocimiento no tardaron en llegar.
Hoy prepara “blends” (combinaciones de tés) exclusivos para hoteles y restaurantes de todo el mundo, además de personalidades destacadas como el Dalai Lama, entre muchos otros. Para Inés, el secreto es rodearse siempre de gente que sepa más que uno: “El equipo hace a las compañías”.
Wormhole por Sally Buberman
Si Inés Bertón es serenidad y mística, Sally Buberman es una joven enérgica que habla prácticamente a la velocidad de la luz. Hoy dirige, junto con sus socios, Wormhole IT, una empresa que presta servicio de telecomunicaciones y educación a distancia vía online. Todo comenzó cuando, trabajando en una empresa de energía, tuvo que buscar un segundo trabajo para poder ayudar a su familia. En ese momento, surgió la oportunidad de dar clases vía web a chicos de diferentes partes del mundo: “Era un chat muy básico. No sabía quién estaba del otro lado, pero cuando empecé a recibir agradecimientos de los padres me di cuenta de que había un nicho”. Ahí comenzó “el juego”, como ella describe. “Todo empezó como un hobby hasta que surgió la posibilidad de presentarnos a un concurso de planes de negocio. Yo no sabía ni qué era ni cómo hacerlo”. Por eso, se fue rodeando de gente dispuesta a ayudarla y convertir este pasatiempo en una empresa exitosa. Con el tiempo, se presentaron en varios concursos locales e internacionales con el fin de escuchar voces externas que validaran la idea. “La única forma de saber si se está en el camino correcto es escuchar al otro”, afirma. “En Wormhole el que define el producto es el cliente. Le preguntamos qué le sirve y qué no y a partir de allí construimos”. Sally y su equipo no estuvieron ni estarán exentos de obstáculos: desde el primer día se autofinanciaron; establecieron un sueldo y lo demás siempre se utilizó para crecer. Cuando habían conseguido inversores extranjeros, la crisis internacional 2008-2009 les aguó los planes. Pero de la adversidad siempre hicieron un desafío: “Como emprendedor no bajas los brazos nunca; no te das por vencido”. Así, acudieron a amigos y conocidos y superaron la barrera. Para Sally la clave para lograr el crecimiento es enfocarse: “No hay que querer hacer mil cosas a la vez. Hay que estar enfocado para minimizar el margen de error. Ponerse una meta y avanzar”.
El rincón de la mujer emprendedora
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