sábado, 15 de agosto de 2015

Cuando no hacer nada es una decisión

"Cuando tienes que tomar una decisión y no la tomas, eso es en sí mismo una decisión”

En ocasiones, intentamos solucionar las cosas siguiendo un camino que sólo nos hace tropezar con la misma piedra una y otra vez. Y a veces, también nos impacientamos al querer encontrar una respuesta a un problema que nos hace sufrir.



Si todos los intentos han sido fallidos o incluso han empeorado el problema, quizás lo mejor sea dejar de intentarlo. Aunque sea por un tiempo, a veces no hacer nada es lo mejor. Ya es una decisión.

No por falta de interés, ni porque nos hemos rendido o hemos fracasado sino porque dejar de intentarlo es otra solución distinta, una vuelta de tuerca, una alternativa. Tampoco significa que tenemos que dejar pasar el tiempo y pretender que sea él quien lo resuelva.

No hacer nada no significa abandonar todo lo que has avanzado, eso ya es un camino recorrido que contribuye a nuestro aprendizaje.

Se trata tan sólo de mejorar nuestro estado emocional tomando distancia de aquello que nos está dañando y minando nuestra autoestima. Se trata de alejarse de forma prudencial de lo que nos hiere.

Cuando no hacer nada es la mejor elección

Hay muchos tipos de problemas y cada uno de ellos requieren una solución distinta.

Sería imposible aplicar esta regla de forma general a todas las cuestiones de la vida y no hacer, no es un canto a la inactividad, la pereza o al desinterés: el objetivo es mejorar una situación.

Estos son algunos ejemplos que podemos tener en los que no hacer nada es otra decisión:

– Un niño pequeño sabe que con sus rabietas consigue nuestra atención. Acto seguido hacemos caso a su llamada desesperada y repite de nuevo la misma estrategia para conseguir ganar lo que reclama.

¿Y si no hacemos nada?, ¿Y si ignoramos, con calma, su llamada de atención y posteriormente le explicamos que su estrategia no sirve?

Ya con el simple hecho de no atender a su llamada, estamos dejando de reforzar su conducta. Lo que se traduce en una reducción de la probabilidad de que esa actitud se repita en el futuro como método para conseguir algo.

El rincón de la mujer emprendedora

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