viernes, 12 de abril de 2019

A la calle !!

Como se enteren que estoy hablando por Facebook, me echan.
Y la echaron.

Se vuelve a abrir la polémica no sólo del uso de las redes sociales en el trabajo, sino de la utilización de programas espía por parte de la empresa para controlar qué uso le están dando los trabajadores al ordenador. En principio, El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía avala el uso de programas espía para controlar los ordenadores de la empresa.


Lo más reciente ha sido el caso de varios trabajadores de un importante hotel de la provincia de Granada, el cual, según el diario Ideal, han sido despedidos por hablar por Facebook y navegar por algunas páginas de ocio en horario laboral, a pesar de que la empresa lo tenía terminantemente prohibido.

Tras el despido, los trabajadores se dirigieron al juzgado, donde en primera instancia, se declaró despido improcedente. Pero la empresa recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que finalmente ha declarado el despido como procedente. Es decir, le han dado la razón a la empresa.

El TSJA, además, avala el uso de programas espía para controlar los hábitos de navegación de los  trabajadores por parte de la empresa.

Estos casos que son más frecuentes de los que se llegan a conocer, muestran cómo aún no existen leyes claramente definidas para separar el derecho al control de los ordenadores de la empresa por parte del empresario, del derecho a la intimidad de las comunicaciones del trabajador, pues hoy día, ambos derechos están contemplados por la ley, a pesar de que en estos casos chocan entre sí.

Del mismo modo, si bien en muchas ocasiones hemos hablado de la importancia de la fusión entre redes sociales y negocio, lo cierto es que para ciertas empresas, el hecho de que en ciertos puestos sus trabajadores estén navegando por Internet o chateando por Facebook, solo produce pura distracción y no entraría dentro del Social Media.

Para otras empresas, en cambio, separar lo profesional de lo personal en cuanto al uso de redes sociales sería bastante difícil.

La pregunta, una vez que una empresa deja muy claro que está terminantemente prohibido el uso de redes sociales en el trabajo, sería si es correcto el uso de programas espía, donde podemos encontrar opiniones tanto a favor como en contra.

Fuente: ideal.com

El rincón de la mujer emprendedora

martes, 9 de abril de 2019

¿Cobras por lo que piensas?

Consejos para madres emprendedoras

Desde casa se pueden hacer muchos trabajos, solo hay que encontrar uno con el que nos encontremos a gusto y al que sepamos sacarle provecho. Hay algunos consejos que se pueden seguir para emprender un trabajo desde casa, pero lo más importante es tener confianza en una misma.


Ser madre y además ser madre trabajadora o madre emprendedora no es nada fácil y aún menos con la crisis que tenemos encima y que dura más de los que podíamos esperar. Por ello, sería interesante conocer cuáles podrían ser los miedos de las mamás que deciden emprender un negocio y que concilian su vida familiar y laboral. Si se consigue superar esos miedos, es posible que consigamos el propósito que no es otro que el de tener un negocio propio, ser tu propia jefa y no depender de otros para que puedas cuidar de tus hijos cuando te necesitan.

Uno de los principales miedos a los que se enfrenta una mujer emprendedora y que a la vez es madre es no saber si deben cobrar por lo que ellas piensan que son consejos desinteresados. Para ser mujer emprendedora hay que ser capaz de valorar lo que una puede dar de sí misma y la capacidad que surge para aprovechar en lugar de competir, se puede, por ejemplo, colaborar con otras empresas que se dedican a los mismo, de esa forma, posiblemente le saquemos más provecho al nuevo negocio.

Además, uno de los principales factores de trabajar desde casa y de forma independiente es que se deben saber captar a los clientes potenciales, es decir, no todos los que valorarán tu trabajo son clientes potenciales y que al final serán cliente finales, sino que mucha gente valorará tu trabajo, otros lo criticarán, otros pasarán de él, pero lo que es verdaderamente importante es nunca enfadarse con ellos, sino saber captar la atención de aquel que parece que puede interesarle tú negocio o tus servicios y centrarse en esos posibles clientes. No vale la pena gastar energías en “clientes” que no aprecian tu trabajo y que, finalmente, no te contratarán nunca.

El mejor consejo que se puede dar para que una mujer se anime a ser madre emprendedora es que debe buscar un tipo de negocio que le apasione lo suficiente como para dedicarse a él y que se le de bien, es decir, que nos facilite la labor de contactar o conectar con posibles clientes y conseguir ofrecer un producto llamativo. Por ejemplo desde casa se pueden dar talleres, realizar vídeos con consejos de comidas, recetas, etc. Se puede escribir, contar historias para niños, canciones, dibujos o consejos para los cuales estemos preparadas gracias a la experiencia, etc. La lista de trabajos desde casa puede ser larga, dependerá de la propia mujer que se decida por uno u otro.

El rincón de la mujer emprendedora
Redacción

jueves, 4 de abril de 2019

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Buena o mala suerte?

“Ver el lado amable”, “encontrar en lo negativo algo positivo”, “ver en la desgracia una oportunidad”, son frases que la gente nos dice para tratar de animarnos cuando nos ocurre una situación que superficialmente es mala para nosotros. Esta pequeña historia nos cuenta algo de estas experiencias. Lee este cuento y reflexiona.


 ……Érase un campesino muy pobre cuyo único tesoro era un caballo. Todos lo consideraban al animal como extraordinario y no entendían cómo este hombre no lo vendía para salir de la pobreza. Hasta el señor del castillo ofreció comprárselo, pero el viejo labriego rehusaba a venderlo.
“Para mí este caballo no es solo un animal, es mi amigo.
¿Cómo voy a vender a mi amigo?”, dijo el viejo.
Una mañana, el campesino fue al establo y su caballo no estaba. Lo buscó por todos lados sin encontrarlo. Al enterarse sus vecinos le comentaron: “Te advertimos que era mejor venderlo y te negaste. Seguro te lo robaron. ¡Qué mala suerte!
El viejo les respondió: “¿Buena o mala suerte? ¿Quién sabe?.
Todos se burlaban a sus espaldas. Dos semanas después mientras el hombre estaba trabajando en la tierra, levantó la vista y vio a su caballo que regresaba a casa seguido por una manada de potros salvajes. Su corcel había escapado persiguiendo a una hermosa yegua y ahora regresaba con la manada entera siguiéndolos. Los vecinos, al percatarse de este hecho le alabaron diciendo: “¡Qué suerte tienes!” A lo que el campesino respondió: “¿Buena o mala suerte? ¿Quién sabe?.
Entonces el hombre con la ayuda de su hijo iniciaron la tarea de domar a los caballos. Una semana más tarde, el muchacho se rompió la pierna entrenando a los potros. “¡Qué mala suerte! ¿Ahora quién lo reemplazará en las labores? No tienes dinero para contratar a una persona” le dijeron los vecinos.
El anciano les contestó: ”¿Buena o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasaron unas semanas cuando de repente llegó al pueblo el ejército real y enlistó a todos los jóvenes. Todos fueron preparados a partir a la guerra menos el hijo del campesino, quien tenía la pierna fracturada. “¡Qué suerte tienes¡” le decían los vecinos entre sollozos. A nuestros hijos ya los perdimos en la guerra, probablemente morirán, pero el tuyo se queda en casa contigo. Conmovido el viejo les dijo: “¿Buena o mala suerte? ¿Quién lo sabe?

Reflexión:
En nuestro camino del emprendimiento las situaciones que tendremos no serán todas de color rosa. Sobre todo al inicio donde casi el 99% de nuestro esfuerzo e inversión se ven como esa semilla que ponemos dentro de la tierra que hemos abonado, regado y cuidado con la dosis correcta de rayos de sol y agua. Esperamos que brote, crezca y mientras seguimos cuidándola a esa pequeña planta, debemos estar pendientes y pacientes hasta el día que nos pueda dar frutos. Durante ese tiempo de espera esta planta podrá ser atacada por mohos, insectos, vientos fuertes, etc. Tenemos que estar preparados para aquellas situaciones negativas y en caso nos agarren desprevenidos, tenemos que ver el lado positivo de estas. Aprenderemos mucho en estos momentos, las experiencias serán de gran beneficio para no cometer los mismos errores otra vez. Como emprendedores también debemos entender que no podemos echarnos a esperar que las cosas sucedan o se resuelvan por arte de magia, debemos buscar las oportunidades, estar muy atentos al entorno, al mercado, pensar en los clientes y analizar todo constantemente.

Seamos como el campesino viejo quien no tomaba las situaciones como buena o mala suerte, simplemente como cosas que suceden y de las cuales siempre tiene que ver el lado positivo y el aprendizaje.

El rincón de la mujer emprendedora
Redacción

lunes, 4 de junio de 2018

¿Una separación asumida?

"He decidido separarme”

Aquí tienes una guía para saber qué hacer frente a los obstáculos que se te presenten en el camino cuando la decisión ya está tomada


Un día, te sientes  amada, comprendida, reconfortada, correspondida, y de pronto, sientes que no da para más, que estás aburrida, que no eres feliz. Le das vueltas y vueltas, te vuelves inconformista, poco tolerante, pero la certeza es contundente: te quieres separar. Internamente, la decisión está tomada, ahora hay que llevarla a la práctica.
Está comprobado que somos totalmente incapaces de predecir qué nos va a hacer felices, así que no te tortures y confía en lo que sientes. Si lo estás maquinando desde hace tiempo y no sabes cómo seguir, te damos algunas pistas para abordar todo eso que te hace dudar y te impide actuar.

Lo material
Nunca antes te habías puesto a pensar qué cosas eran tuyas, cuáles de él y cuáles de los dos. Pero el día de la división de bienes llega, y es uno de los puntos que vas a tener que empezar a considerar. La casa, el automóvil, todo eso que son los "bienes en común" a la hora de la división, si no se actúa correctamente, se vuelven los "males en común".
Qué hacer: prioriza tu salud mental, tu tranquilidad. Obsesionarte con lo material es una forma de aferrarte desmedidamente al otro, disimular la incapacidad de hacer el corte definitivo. Llega un momento en el que tienes  que resignarte al cambio y soltarte. Que la casa, el coche, los muebles, no sean la excusa para seguir enganchada en esas idas y venidas superficiales. Por más que la disolución de la pareja no se haya dado en buenos términos o que hayan llegado a esa decisión por motivos desagradables, hay que levantar la cabeza y seguir caminando. Quedarte lidiando por la mitad de lo que hasta hoy compartíais no vale lo que vale tu felicidad.

Los hijos
Ellos no deberían estar en juego a la hora de las negociaciones crudas. Los hijos son de los dos y, a la vez, de ninguno, ¡tienen vida propia, intereses y voluntad! No pueden ser el puente ni la carnada para llegar al otro. Es trillado, archirepetido, pero hay que grabarlo a fuego: actuar con buenas intenciones y dejarlos fuera de las luchas de los adultos.
Qué hacer: lo mejor es empezar a trabajar este tema ya mismo, de lo contrario, te vas a retorcer envenenada. Si desatas una batalla campal entre él y tú, o entre su familia y tú, los que más se van a ver perjudicados serán los hijos. Para ellos no es fácil poner en palabras lo que les pasa. Lo que sienten y piensan va creando nudos de dolor que es mejor ayudarlos a deshacer. Házlo fácil, no te obsesiones y juégatela. Así, vas a ayudar a tus hijos a que no vivan este momento como una catástrofe, sino como algo que puede pasar y que, cuando sucede, se afronta adultamente. En este caso, es bueno pedir ayuda, hacer alguna consulta terapéutica.

El estatus social
Para algunas mujeres, la separación significa volver al mundo del trabajo más intensamente o comenzar a ejercer una profesión hasta ese momento abandonada. Una nueva vida, entonces, en todo sentido: volver a "ser soltera", irse a vivir sola (si no hay hijos), alquilar algo más pequeño (si se tiene menos dinero) o hasta volver a la casa de los padres mientras se termina de dar el salto completo.
Qué hacer: tu actitud tiene que ser proactiva. No dejes de hacer cosas por tí, es el momento de reforzar la autoestima y aprender a conocerte en esta nueva etapa. La separación es un desafío importante, y cuando el cambio se realiza con decisión, siempre es positivo. Si no lo crees así, pregunta a tu alrededor. La amplia mayoría de las mujeres que se han separado por decisión propia afirman que el cambio las ha favorecido ciento por ciento, aun en los casos en que se perdieron comodidades económicas.

La culpa
La culpa es una cuchillada autoprovocada, y las mujeres solemos saber muy bien los métodos para aplicarnos la puñalada y después quedar como paralizadas, sin poder actuar, sin poder decidir.
Qué hacer: el primer paso es no caer en esa tendencia natural a encasillar las cosas: "El es la víctima, ¡oh!, y yo la mala". Ni ahí, deja de subestimarte. Ni él es el pobrecito ni tú eres una asesina de corazones. Escapa de esos pensamientos, porque así no vas a ningún lado. Estás decidiendo algo por amor a ti y por respeto a él. Tus hijos tampoco son víctimas de la situación, ya te lo deben haber dicho, pero no hay nada mejor que crecer cerca de personas que nos enseñan que hay que irse de los lugares que no nos hacen felices. Qué mejor ejemplo para ellos que decir "esto no lo quiero" y ver que sus padres pasan a respetarse más que nunca. Cuando una está bien, les da lo mejor a sus hijos, y ése es el mejor ejemplo de vida.

Sentimiento de fracaso
Es importante hacer conscientemente lo que se piensa sobre la separación. Qué estás pensando de la relación, con la decisión y cómo la estás viviendo.
Qué hacer: ponle palabras, escríbelo, cuéntaselo a tus amigas. Sácalo de dentro como sea, y vas a ver que no es tan grave y que ni siquiera es un fracaso. No te tortures más, las cosas a veces salen y otras no. Lo peor es arrepentirse por lo que no se hizo. Deshazte de todos tus fantasmas y, como si fuese un ejercicio mental, cada vez que aparece el miedo, el remordimiento, recuerda que no le estás haciendo mal a nadie y que no es el fin del mundo, que todo pasa y se gana en experiencia. Y ten presente esto: es un cambio, no una derrota.

El miedo
Lo primero que suele aparecer ante la toma de una decisión así es el miedo: miedo a no ser capaz de afrontar el cambio o, incluso, miedo a arrepentirte. Es el peor de los enemigos y se disfraza siempre de esa preguntita letal que te repetís cada noche: "¿Voy a poder?".

Qué hacer: hay una frase escrita en todos los libros de frases:

"No es valiente el que no siente miedo sino el que lo puede afrontar".

El miedo no puede paralizarte, ¡no lo tienes que dejar! Si la idea de separarte da vueltas por tu cabeza desde hace tiempo y lo que te detiene es el miedo, entonces hazte cargo de eso y trabájalo, en terapia, en yoga, con tus amigas, como sea, pero échalo fuera, así podrás verlo bien. Vas a ver que es espeso, sí, pero hecho de fantasías tuyas, miles de fantasías y fantasmas con los que cargas desde hace tiempo. Es momento de que te ocupes de lo que no te deja crecer, la otra opción es conformarse: y a la conformidad sí hay que tenerle miedo.

Anónima

El rincón de la mujer emprendedora