“Ver
el lado amable”, “encontrar en lo negativo algo positivo”, “ver en la desgracia
una oportunidad”, son frases que la gente nos dice para tratar de
animarnos cuando nos ocurre una situación que superficialmente es mala para
nosotros. Esta pequeña historia nos cuenta algo de estas experiencias. Lee este
cuento y reflexiona.
……Érase
un campesino muy pobre cuyo único tesoro era un caballo. Todos lo consideraban
al animal como extraordinario y no entendían cómo este hombre no lo vendía para
salir de la pobreza. Hasta el señor del castillo ofreció comprárselo, pero el
viejo labriego rehusaba a venderlo.
“Para
mí este caballo no es solo un animal, es mi amigo.
¿Cómo
voy a vender a mi amigo?”, dijo el viejo.
Una
mañana, el campesino fue al establo y su caballo no estaba. Lo buscó por todos
lados sin encontrarlo. Al enterarse sus vecinos le comentaron: “Te advertimos
que era mejor venderlo y te negaste. Seguro te lo robaron. ¡Qué mala suerte!
El
viejo les respondió: “¿Buena o mala suerte? ¿Quién sabe?.
Todos
se burlaban a sus espaldas. Dos semanas después mientras el hombre estaba
trabajando en la tierra, levantó la vista y vio a su caballo que regresaba a
casa seguido por una manada de potros salvajes. Su corcel había escapado
persiguiendo a una hermosa yegua y ahora regresaba con la manada entera
siguiéndolos. Los vecinos, al percatarse de este hecho le alabaron diciendo:
“¡Qué suerte tienes!” A lo que el campesino respondió: “¿Buena o mala suerte?
¿Quién sabe?.
Entonces
el hombre con la ayuda de su hijo iniciaron la tarea de domar a los caballos.
Una semana más tarde, el muchacho se rompió la pierna entrenando a los potros.
“¡Qué mala suerte! ¿Ahora quién lo reemplazará en las labores? No tienes dinero
para contratar a una persona” le dijeron los vecinos.
El
anciano les contestó: ”¿Buena o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasaron
unas semanas cuando de repente llegó al pueblo el ejército real y enlistó a
todos los jóvenes. Todos fueron preparados a partir a la guerra menos el hijo
del campesino, quien tenía la pierna fracturada. “¡Qué suerte tienes¡” le
decían los vecinos entre sollozos. A nuestros hijos ya los perdimos en la
guerra, probablemente morirán, pero el tuyo se queda en casa contigo. Conmovido
el viejo les dijo: “¿Buena o mala suerte? ¿Quién lo sabe?
Reflexión:
En
nuestro camino del emprendimiento las situaciones que tendremos no serán todas de
color rosa. Sobre todo al inicio donde casi el 99% de nuestro esfuerzo e
inversión se ven como esa semilla que ponemos dentro de la tierra que hemos
abonado, regado y cuidado con la dosis correcta de rayos de sol y agua.
Esperamos que brote, crezca y mientras seguimos cuidándola a esa pequeña
planta, debemos estar pendientes y pacientes hasta el día que nos pueda dar
frutos. Durante ese tiempo de espera esta planta podrá ser atacada por mohos,
insectos, vientos fuertes, etc. Tenemos que estar preparados para aquellas
situaciones negativas y en caso nos agarren desprevenidos, tenemos que ver el
lado positivo de estas. Aprenderemos mucho en estos momentos, las experiencias
serán de gran beneficio para no cometer los mismos errores otra vez. Como
emprendedores también debemos entender que no podemos echarnos a esperar que
las cosas sucedan o se resuelvan por arte de magia, debemos buscar las
oportunidades, estar muy atentos al entorno, al mercado, pensar en los clientes
y analizar todo constantemente.
Seamos
como el campesino viejo quien no tomaba las situaciones como buena o mala
suerte, simplemente como cosas que suceden y de las cuales siempre tiene que
ver el lado positivo y el aprendizaje.
El rincón de la mujer emprendedora
Redacción
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