viernes, 20 de noviembre de 2015

Evita que la crítica y el rechazo afecten tu camino hacia el éxito.

¿Cómo debemos afrontar las críticas?, aquí tienes algunos consejos

La crítica y el rechazo son elementos siempre presentes a lo largo del camino de una emprendedora, de una artista, innovadora, creadora y toda aquella que tome una ruta siempre distinta a la que las mayorías recorren. Las ideas irreverentes, nuevas; suelen recibir multitud de efusivas críticas, que intentan extinguirlas, arrancarlas de raíz. Grandes personajes de la historia han logrado triunfar a pesar de haber recibido constantes juzgamientos durante el inicio y transcurso de su camino.



A continuación sugeriremos algunos consejos que permitirán a la lectora, a la emprendedora, hacerle frente a esas críticas y continuar el difícil camino al éxito:

No huyas a la crítica: 
Si huyes a la crítica lo único que expresarás, será miedo a la misma. Escúchala, seguro que oyendo a quienes ven las cosas desde otra perspectiva, ampliará la tuya y crecerá; si percibes envidia dentro de las palabras de quien te juzga, no te dejes afectar por ella, extrae lo bueno y desecha lo malo.

No dejes de intentarlo: 
En el momento que tú dejes de intentarlo sencillamente fracasarás, mientras continúes persistente y dentro del juego, tendrás la oportunidad de triunfar.

No te desvíes de tu objetivo: 
Jamás apartes la vista de tu meta, pues puede tomar una ruta equivocada, quizá más larga, quizá más compleja o sencillamente llegará el momento en que re veas perdida y todo será más difícil.

Cree en TÍ: 
Eso te permitirá ser segura, y la seguridad es un elemento esencial para actuar bien, para convencer. Haciendo las cosas bien y convenciendo, llegarás hasta donde te hayas propuesto.

Sé auto-analítica: 
No olvides jamás hacer uso de la auto-reflexión, de la auto-crítica. Procura ser sincera contigo misma, ello te ayudará a mejorar con el paso de los días.

Recuerda que cada día es una oportunidad para ser alguien mejor: 
No te detengas ante el error y no olvides que cada día es una oportunidad para intentarlo de nuevo, hacerlo mejor y no cometer los mismos errores.

Teniendo en cuenta estas recomendaciones que tu ya debes conocer, te será más sencillo el llevar la vida de creativa, innovadora, irreverente y las críticas y rechazos te afectarán en menor medida. Ten en cuenta que ningún personaje cuyo nombre reposa en los libros de historia: Empresarias, líderes políticas, pensadoras, inventoras, artistas, escritoras, deportistas, etc; lo ha tenido fácil, todos tienen una característica en común, y es que siguieron siempre adelante a pesar de lo difícil de sus circunstancias.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿QUÉ TRANSMITE EL COLOR DE TU LOGO SOBRE TU NEGOCIO?

Nada en un negocio emprendedor se deja al azar. La imagen corporativa de tu marca, a tono con tu logo, es un elemento básico de los valores que quieres transmitir con el producto o servicio que comercializas. A veces el color que tiene nuestro logo es más importante que el propio logo. Sólo hay que pensar en el rojo de Coca Cola o en el arco iris de Google. Nosotros somos unos principiantes en esto del marketing pero sí creemos que el color que elijamos para revestir nuestro proyecto es uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de poner en marcha un negocio. Hemos recopilado los significados que se asocian a cada color de la paleta básica y os los describimos en este post para que elijáis el que más os guste. 


Rojo

Este elemento se asocia comercialmente con la intensidad y el fuego.
Con él transmites actividad, emoción, pasión, confianza, intensidad y agresividad.

Azul

Se asocia comercialmente con la profundidad y con la estabilidad.
Con él transmites sensaciones de confort, certeza, comprensión, claridad, seguridad, calma y confianza.


Amarillo

Se asocia tradicionalmente con la energía y con la alegría.
Con él transmitirás la sensación de alegría, ánimo, energía y frescura.

Verde

Se asocia con la armonía de la naturaleza.
Lo que se siente es calma, relax, confianza, paz y esperanza.

Morado

Se asocia con el lujo y la distinción.
Lo que se siente: glamour, poder, nostalgia, romanticismo e introspección.

Naranja

Se asocia con la belleza y la creatividad.
Lo que se siente con este color es entusiasmo, creatividad y decisión.

Negro

Se asocia con formalidad y el misterio.
Lo que se siente: valentía, audacia, seriedad y glamour.


Rosa

Se asocia con los rasgos femeninos.
Lo que se siente es amor, dulzura, amabilidad, sexualidad y educación.

Marrón

Se asocia con los rasgos de la naturaleza.
Lo que se siente: apoyo, fiabilidad y la confiabilidad

El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 16 de noviembre de 2015

3 maneras de invertir en ti misma mientras cambias el mundo

Durante el último cuarto de siglo, en Echoing Green han aprendido lo que distingue a las personas que buscan soluciones frente aquellas que simplemente se preocupan por un problema social. Los que buscan soluciones poseen un fuerte compromiso tanto por mejorar el mundo como por mejorarse a sí mismos.


En el programa de emprendimiento de Echoing Green’s se han identificado tres maneras en las que los emprendedores sociales han aprovechan su interés por estar bien ellos mismos, para ser mejores defensores de los demás. Cualquier persona que quiera crear un impacto social puede seguir sus ejemplos:

1) Céntrate en aquello que te importa. 

Investigaciones han demostrado que es más probable que las personas que trabajan en aquello que les apasiona continúen haciéndolo incluso en los momentos más difíciles. Además de ello, se ha demostrado que son mucho más innovadores que el resto. Un ejemplo es el caso de Serita Cox, participante del programa y quien tras su experiencia personal de haber vivido en hogares de paso, ha desarrollado programas innovadores que buscan apoyar a más de cuatro millones de niños adoptivos. Ella les ofrece recursos para que puedan convertirse en individuos exitosos e independientes tal como ella hubiera querido que la ayudaran cuando era pequeña. Este es un ejemplo de cómo podemos usar nuestra pasión como una forma de curarnos a nosotros mismos al tiempo que ayudamos a otros.

2) Utiliza tus talentos. 

Si utilizamos nuestros talentos propios generamos un compromiso mucho más grande por nuestra causa. Esto es precisamente lo que se impulsa en el programa. Por ejemplo, Clive Stafford Smith, un abogado de éxito está utilizando sus habilidades para efectuar un cambio en la Bahía de Guantánamo. Su energía, compromiso y habilidades están generando muy buenos resultados.

3) Pon atención a tus propias necesidades. 

Se puede ayudar y aún así cuidar de ti mismo, si no lo haces, muy difícilmente tendrás la energía para cuidar de otros. Así que en tus labores altruistas, asegúrate de tomar tiempo para ti, esto incluye hacer aquellas cosas que te satisfacen también como persona. Por ejemplo, Amaha Kassa, participante del programa, creó una organización que tiene como objetivo mejorar las vidas de los africanos en Estados Unidos y en África. Su trabajo está muy centrado en dar a los demás pero al mismo tiempo se da la flexibilidad de tomar tiempo para sí mismo. Por ejemplo, ha comenzado a dar prioridad a sus actividades favoritas. Amaha lo pone de esta manera: “compara tu trabajo con crear música, y piensa en ti mismo como el instrumento. Si está dañado y no cuidas de el, vas a limitar la calidad del sonido y el impacto que puede tener en los demás “.

Piensa en grande: No tienes que ser un emprendedor social para invertir en ti mismo y en los demás al mismo tiempo. Piensa en las veces en las que has sentido que te preocupas por otros así como por ti y en lo que puedes hacer en el futuro para convertirte en la mejor versión de ti mismo. Si lo haces, estarás yendo por el camino adecuado.

El rincón de la mujer emprendedora

viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuando dejas de esperar tu vida cambia

Me gusta actuar de forma sencilla ante la vida, ante mi vida. Una de mis tareas diarias desde hace ya algunos días consiste en pretender liberar la conciencia de mis ilusiones o promesas eternas y lo que su sentir y existencia en mi vida pueden generar. Me di cuenta que empleaba una elevada gran cantidad de energía a la hora de “verme” en la situación futura que deseaba. Me concentraba demasiado en el mañana.


Tomé entonces la decisión de dejar de vivir esperando y no esperar algo de mi. En cuanto tomas esta decisión tu corazón respira aliviado y tu alma comienza a vivir verdaderamente. En general, nos centramos en el cómo tenemos que vivir, sin darnos cuenta que solo por eso nos condicionamos y en realidad no vivimos. Encarcelamos nuestra alma y la robotizamos.

Así, un día decidí detener los pensamientos acerca de mi persona, de lo que yo misma esperaba de mí, de todas mis ilusiones. Decidí dejar de crear expectativas y vivir en ellas continuamente, de manera constante… Para centrarme en lo que sucedía a cada momento y poder disfrutarlo, en lugar de estar esperando.

“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.”

Deja de esperar algo de los demás

Decidí por lo tanto, dejar de esperar algo de los demás. Pues que las personas de tu alrededor te valoren, que tu pareja te entienda, que tú misma te entiendas y que los demás confíen en ti, en tu potencial y en tu saber hacer… no siempre es tarea fácil. Aprendí que lo más importante es que yo crea en mí y que si hago algo no es para esperar nada a cambio, sino porque realmente me apetece. 

No esperes el dinero en tu día a día

Antes me concentraba en cantidades elevadas de dinero como consecuencia a grandes oportunidades de trabajo que esperaba con mucha ilusión. Me di cuenta que cuanto más anhelaba lo material, menos me lo concedía la vida y menos aún avanzaba hacia ese estado. Entonces acepté de buen grado lo que ya tenía y que no necesitaba más para sentirme bien conmigo misma o ser feliz.

Me dí cuenta que no estaba disfrutando ni saboreando lo que en esos momentos tenía, porque lo único en lo que me focalizaba era en el futuro, en cuando tuviese más y ganase más… realmente perdía el tiempo más importante, el instante presente.

Deja de esperar que todo sea perfecto

¿Para qué esperar que todo sea perfecto? En realidad, pensando así me di cuenta que no estaba sintiendo mi verdadera paz interior. Aquella que todos nosotros tenemos alojada en nuestra alma y corazón por nacimiento. Nuestra esencia y regalo como seres humanos que somos, únicos y extraordinarios.

Cuando dejas de esperar que todo sea perfecto, dejas de depender del entorno para sacar a la luz tu verdadero poder, la serenidad y tu equilibrio interior. Lo que nada ni nadie podrá alterar jamás… La perfección no existe, yo me cansé de ir en su busca.
No pienses en el día de mañana

Cuando nos sucede esa forma de percibir la realidad es porque tenemos miedo de no poder superar aquello que tememos y puede que suceda. Entonces comencé a plantearme la idea de decirme a mi misma que “pasará lo que tenga que pasar, y todo para algo excepcional”.

Todos tenemos planes. Yo misma tengo metas increíbles, pero cuando valoras tu vida bajo este lema percibes en realidad las grandes oportunidades que ésta tiene para darte. Y tus planes se convierten en poco en comparación.

Hay algo que ahora me llevo y es que las expectativas detienen la energía y nos enfocan en realidad en tan solo un par de caminos u opciones. Estas posibilidades además, suelen ya estar en tu mente. Tu energía se bloquea entonces pensando únicamente el“cómo” en lugar del “para qué.”

Siempre estaba esperando algo. Mi mente creaba una cadena de eventos que yo quería que pasaran en mi vida, y por lo tanto mi cabeza siempre estaba trabajando bajo presión para seguir cumpliendo con mis expectativas y no olvidarme de nada. Mi cuerpo estaba siempre en completo funcionamiento preguntándome qué tenia que suceder y que cosas podía llevar a cabo para conseguir aquello que ansiaba.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿Podemos evitar que los cometas TÚ?

Los errores más frecuentes que cometen los emprendedores

El mundo del emprendimiento puede llegar a ser muy emocionante para muchas. Después de todo, nadie enseña, al menos como tal, la forma correcta de emprender. Es algo que vas aprendiendo en el camino, con tus victorias y derrotas.
Esta es una lista de algunos de los errores más frecuentes y los malos hábitos que muchos emprendedoras pueden tener en el día a día:

1. Eligen sólo algo que les gusta
El hecho de que nos gusten las tortas, no indica que debamos de abrir un negocio de tortas. Existen otros muchos factores a considerar, como el conocimiento de la industria, proveedores y locales comerciales, entre otras cosas. ¿Realmente serías buena vendiendo tortas? ¿O sólo tienes buen gusto por ellas?


2. Eligen algo que no les gusta
Emprender puede significar dedicarte más de 60 horas semanalmente a ello. Esto es así, al menos cuando se inicia el negocio. ¿Estás dispuesta a emprender pasando horas y mas de horas en algo que no te gusta?
No importa cuán rentable sea una idea si no es algo que realmente vas disfrutar llevándola a cabo o no te gusta.

3. Apuestan en pequeño
Por todos los medios buscar apostar en grande. Incluso si el negocio no funciona, tú aprenderás y la próxima vez será mejor.

4. Se pasan todo el tiempo en busca de dinero (pequeños negocios)
Su mayor preocupación es el dinero y no se enfocan en su producto o servicio.
Puedes obtener un préstamo, pedir prestado dinero a alguien de tu familia, conseguir una inversión de un amigo o desarrollar un segundo trabajo hasta que puedas permitirte el lujo de empezar. O una combinación de todos ellos.

5. Se pasan todo el tiempo en busca de dinero (emprendimientos tecnológicos)
Desde una perspectiva de Startups, muchas empresas se han vuelto recaudadoras profesionales de fondos. La meta de estos emprendedores es no tener una empresa de éxito, sino por el contrario, sólo buscan seguir levantando una nueva ronda de financiación, para que puedan seguir pagando sus propios salarios.

6. Son incultos
Mark Zuckerberg y Steve Jobs abandonaron la universidad, es cierto, pero esos son casos de uno en 3.5 billones de personas. Si estás apostando a que vas a ser la próxima Zucker Jobs, puedes estar muy equivocada.

7. No pueden tomar un “tal vez” como respuesta
Para muchas emprendedoras, un “tal vez” es una respuesta para nada aceptable. Si alguien sabe más de lo que nosotros sabemos y nos proporciona una retroalimentación, considéralo.

8. Son arrogantes
Piensan que lo tienen todo bajo control y que no tienen competencia. Todo el mundo tiene competencia. Si piensas que no lo tienes, significa que no has hecho una buena investigación.

9. Piensan que sus ideas son especiales
La originalidad de una idea no es relevante para el éxito de una empresa. Una “idea” por sí sola vale absolutamente nada. Cuando realmente tomamos acción, y empezamos una empresa, entonces comenzamos a tener algo.

No cometas estos errores. Desarrolla tus habilidades, minimiza tus defectos, persigue tu sueño con pasión y da lo mejor de ti misma.

El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 9 de noviembre de 2015

Una mujer medicina es la que mira la vida con amor y bondad

Toda mujer amor es una mujer medicina. Una mujer que se llena de fuerza, que alimenta de bondad a quienes le rodean, que mira con los ojos serenos de la vida, que se sincera con su identidad, que sana con un beso.


Una mujer medicina es aquella que llena de energía, que infunde y transmite cariño, que abraza al amor con amor, que eleva sus secretos, que profundiza, que es generosa, que conoce el perdón, que vive en gracia, que enseña a saber.
Una mujer medicina es humana, compasiva, sabedora de su poder, de su inspiración, de su permanencia, de su caos y su orden, defensora de su vida, de sus necesidades, de sus sueños y de la cesta de sus olvidos.

El don de ser una mujer medicina

Por esto una mujer medicina es aquella que si pasa, se queda. Es aquella que cuelga siempre del corazón, que pisa fuerte, que es consciente de lo que ocurre a su alrededor, que resulta determinante.

No conoce la perfección ni la imperfección, simplemente ES. Y con esa potencia ayuda a los demás a SER. Esto requiere de un llamamiento, de una pelea con sus juicios, de un conflicto con el entorno.

Porque ser mujer amor no siempre es fácil, hay mucho que pelear. Hay que pelear contra todo aquello que no permite sentir lo que cada momento transmite, que intenta manejar nuestros derechos, que intenta someter nuestros sueños, que menosprecia nuestras necesidades. 

Así, ser mujer medicina también es decir basta, no permitir la esclavitud, ser una misma, no necesitar, pero amar sin medida y por encima de cualquier posibilidad. Y ahí nos encontramos con la balanza que hipnotiza el equilibrio emocional de la mujer.
La fortaleza del amor de una mujer

No hay nada tan fuerte como el amor de una mujer que pone su empeño en su bienestar, que se acepta a sí misma, que comprende su presente y tiene en cuenta su pasado.
A través de sus experiencias y de su conocimiento la mujer medicina comparte la profundidad del tiempo, la trascendencia de los anhelos y la importancia de amontonar los sueños cumplidos.

Toda mujer tiene dentro del alma una guerrera que le palpita, que le da luz, que le brinda esperanzas, fuerzas y armas para luchar. Es esa guerrera interior la que le ha curado sus heridas, la que ha sanado traiciones, desengaños y rechazos.

Y esa luz es la misma que le hace madurar, volverse sabrosa, explotar su inteligencia, saber manejarse, equilibrar su intuición y su razón, hacer bello el arte de la vida y de la lucha ante las adversidades.

El corazón de la mujer, un océano de misterios

El corazón de la mujer amor es un océano de misterios repleto de peces que brillan cuando está oscuro, lo cual lo hace tan extraño como mágico. El corazón de la mujer medicina es algo que conecta la profundidad de mil misterios.

Es un corazón que palpita por sí mismo, que se deshace en bondad, en respeto, en seguridad, en fuerza, en inteligencia y en cariño. Estos son los principios que sostienen el edificio de la mujer medicina, la que mira su vida de manera generosa, la que no se atrapa.
Esto hace que los actos se conecten y equilibren con el sentir y el pensar, que la mujer sea consciente de sí misma, de lo que es, de lo ha sido y de lo que es capaz de ser. Porque la mejor cura es la aceptación…

La mujer medicina es aquella que está vestida de fuerza y dignidad, de llaves que abren puertas de cuento, de maquillaje de realidad con matices de de viveza, de una colección de motivos, de razones a las que aferrarse…

La mejor medicina para el alma es la dulzura de otro ser humano, la amabilidad y la sensibilidad de quien escucha, de quien se trata a sí mismo con respeto y valora a los demás como un tesoro. Eso es lo que define a la mujer amor, la mujer medicina.

El rincón de la mujer emprendedora

jueves, 5 de noviembre de 2015

Hay que dejar ir a quien nunca ha estado

No hace falta irse para no estar. Hay muchas maneras de ser impuntual e incluso de no presentarse en la vida de alguien. La ausencia en la vida de quien que te quiere es algo que se elige.


Entonces debemos plantearnos aquello de dejar de buscar excusas para quedarnos y decir adiós. Pero un ADIÓS de esos que se visten con tilde y mayúsculas, y así cierran todos los huecos por los que se pudiera volver a entrar. A cal y canto.
O sea, que igual en vez de dejar ir lo que debemos aprender es a marcharnos nosotros cuando vivimos en una situación que nos desgasta y no tiene solución.

Cuando eres capaz de desligarte de algo que te ha aprisionado durante mucho tiempo consigues aclarar tu mente y deshacerte de las ausencias que no comprendías y mantenían tu vida pendiente de un hilo.
Crecer es aprender a decir adiós

Conseguir decir adiós a quien nunca ha estado significa no retroceder, separar lo que nos enriquece de lo que nos desgasta, cuidar nuestra propia valía y dejar de arrastrarnos suplicando migajas de un amor que solo existe en nuestra mente.

Cuando no hay reciprocidad o la balanza se inclina hacia el dolor la relación pierde todo sentido y, por lo tanto, lo único que consigue es que agonicemos a la espera del sello que finiquite el final que estaba entretejiendo sus hilos.

En el momento que soltemos nos daremos cuenta de que dar el paso y soltar significa liberarnos, crecer y crear una nueva vida. Esa nueva atmósfera propiciará que podamos sembrar nuevas emociones en un terreno que hasta entonces no era fértil.

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Pensar que alguien siempre va a estar ahí es un gran error

Hay veces que las personas desaparecen de nuestra vida por momentos pensando que pueden volver cuando les plazca, pues están seguros de que siempre estaremos aquí.Pero eso no es así, todos merecemos un respeto y las ausencias tienen un alto precio.

El amor ciego no es garantía suficiente para que una relación prospere. Por eso a veces a las historias de puntos suspensivos hay que quitarle dos y dejarlo en punto y final. De ello depende nuestro bienestar emocional.

Es difícil afrontar un adiós decisivo teniendo la certeza de que vamos a tener que luchar para sanar la herida del abandono. Tememos en el proceso por nuestra autoestima, nuestra autoconfianza y nuestro bienestar. 

Pero el crecimiento implica cierta desorientación que nos puede angustiar. Tenemos que ser conscientes de que parte del camino lo vamos a tener que recorrer de la mano de la incertidumbre.

Esto no es cómodo, pero merece la pena teniendo en cuenta que el intercambio dará como resultado la reconstrucción de uno mismo y la armonía con nuestro interior. Se trata de ser honestos y exigentes en nuestras compañías emocionales. No siempre es fácil, pero lo necesario no siempre lo es.

Desapegarnos de aquello que supone egoísmos, intereses y ausencias injustificadas nos ayudará a comenzar una nueva etapa en nuestra vida, a sembrar y cosechar sustento para nuestra autoestima y crecer emocionalmente.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Quédate con aquellas personas con las que puedes ser tú en toda tu esencia

Hay personas que sacan lo más sincero, genuino y verdadero de nuestro interior. Son aquellos que profundizan en nosotros, que exprimen nuestra esencia y que nos hacen disfrutar de lo maravilloso que es sentirse bien siendo uno mismo.


Son esas personas que tienen algo que no sabemos definir que nos invita a tener plena confianza y a sentirnos con total libertad para comportarnos como queramos y como nos pide el cuerpo en cada momento.

Poder ser uno mismo se ha convertido en una excepción más que en una regla, lo que ocasiona que muchas veces nos sintamos desubicados. Esto se debe al miedo a que nos juzguen y nos etiqueten, lo que acarrea que al final ocultemos nuestros verdaderos intereses para no lidiar con ciertas situaciones.

Uno no puede ser uno mismo de manera absoluta cuando se está en público, porque estar en público ya te obliga a cierta autodefensa.

El valor de la autenticidad

A veces negamos que nos guste cierta música o que estemos interesados en unas aficiones pero no en otras. En otros momentos podemos incluso obviar u omitir información sobre nosotros que nos solicitan o que estaríamos encantados de contar.
De esta manera, poco a poco, vamos dejando de ser nosotros mismos de cara a los demás o incluso en nuestra vida interna, lo que es mucho más grave y más preocupante.

O sea, no comportarnos como nos gustaría acaba mermándonos, esto genera un empobrecimiento emocional que nos deja sumidos en una característica mezcla de tristeza, melancolía y desgana. Esto, por supuesto, tiene sus consecuencias en nuestras relaciones, que a su vez se tornan cada vez más insatisfactorias.

Sin embargo, a veces encontramos personas con las que podemos ser nosotros mismosy con las que nos conseguimos sentir realmente bien. Gracias a ese empuje nos permitimos liberarnos de esas ataduras emocionales y empezar a ilusionarnos de nuevo.

Lo cierto es que este tipo de conexiones no abundan, por lo que tenemos que apreciar cada uno de los momentos que vivimos junto a ellos, ya que nos ayudan a contemplarnos y a trabajarnos en esencia.

La amistad con uno mismo es de suma importancia, ya que, sin ella uno no puede ser amigo de nadie más en el mundo.
Sé tú con total libertad

Como hemos comentado hasta ahora, ser uno mismo con total libertad es bastante complicado ya que depende en gran medida de lo cómodos que nos sintamos con los demás. Sin embargo, el verdadero trabajo a realizar nos corresponde a nosotros; es decir, que ser uno mismo requiere de autoconocimiento. En este sentido, vamos a analizar qué podemos hacer:

.- Acéptate, eres una persona única e irrepetible. Es normal que quieras mostrar una versión más deseable de ti a los demás, pero no es necesario. De hecho puede llegar a ser contraproducente ya que nuestra parte más amigable es la natural.

.- No te centres en la imagen que los demás tienen de ti, hazlo en cómo tú te consideras. Esto nos ayuda a ser más auténticos y espontáneos.

.- Tu valía no depende de cómo es con lo que te comparas. Todos tenemos ideales y valores, pero esos no dependen de los demás. Es importante que trabajes para ser cada vez mejor, pero no para parecerte o superar a nadie.

Uno de los retos más difíciles es ser nosotros en un mundo en el que la mayoría está tratando de aparentar ser alguien más. Valorarnos es costoso, pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.

El rincón de la mujer emprendedora

martes, 3 de noviembre de 2015

Prefiero una soledad digna, que una relación incompleta

Tememos a la soledad, tanto hombres como mujeres, pero la soledad a veces no sólo es necesaria sino que es curativa. Estar solo significa poder pensar en nosotros mismos, en lo que deseamos, en lo que soñamos y, sobre todo, en cómo nos sentimos.


Estar sólo no significa estar triste, significa disfrutar de ese momento, de esos días, de esos años, para relajarnos, para exprimir la vida. La soledad nos dignifica, nos aleja de relaciones que son incompletas, que nos hacen daño.

“La soledad no me debilita, me fortalece, me llena de algo extraño que me nutre, me habla de noche, me cuenta cuentos, historias que son verdad, que son verdades”.

Ser feliz con uno mismo

No podemos hacer depender nuestra felicidad de otra persona, de una pareja. Si no eres feliz sólo, no lo serás en pareja. Quererse a un mismo es fundamental para que otra persona nos quiera. ¿Cómo pretendes que alguien te quiera si tú no te quieres?

La soledad se asocia al desarrollo espiritual, de hecho personajes como Cristo, Buda o Mahoma, tuvieron revelaciones cruciales en soledad. También se relaciona la soledad con la creatividad, puesto que escritores, filósofos y científicos la han elogiado como un elemento fundamental para la generación de nuevas ideas.

Actualmente, las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, permiten estar continuamente conectados con otras personas, pero parece que se fomenta el estar conectado con alguien siempre y cuando esa persona no seas tú mismo. Pero el amor por nosotros mismos, el pensar en nosotros, es un acto de egoísmo necesario en muchas ocasiones.

Existe una idea muy arraigada de que muchas cosas se deben hacer en compañía, pero ¿Qué ocurre si vas al cine sólo, si vas a tu restaurante preferido sólo, si te quedas sólo en casa un sábado por la noche, si vas a una exposición sólo? Lo único que ocurrirá es que disfrutarás.

Con los años, la soledad es mejor compañera

Somos animales sociales, es un hecho, pero con el paso de los años, cada vez se reduce más la necesidad de estar con otras personas continuamente. Con la edad tenemos más claros nuestros intereses y nos centramos en ellos, sin necesidad de probar otras cosas que no nos gustan o de relacionarnos tanto con otras personas.

Simplemente se alcanza un equilibrio en el que disfrutaremos igual de nuestra soledad, que del tiempo que compartimos con otras personas. La soledad puede volverse una compañera con la que también pasar parte de nuestro tiempo.

La soledad puede ser la oportunidad para desarrollar nuestras inquietudes personales o laborales, para dedicarnos a cuidarnos física y mentalmente. No hablamos de una soledad triste, sino de una soledad buscada y necesaria para reconciliarnos con nuestra mente y nuestro espíritu.

“La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”.

Decir adiós a una relación incompleta

Muchas veces relacionamos la soledad con no tener pareja, pero incluso en casos en los que tenemos pareja y no nos sentimos bien, es bueno realizar una reflexión profunda sobre cómo es la relación que tenemos y la que queremos.

Una gran dosis de crudo realismo, es dura pero esencial para ver lo que no queremos ver. Una relación en la que te sientes mal, no te vale, una relación en la que te tratan mal, no te vale. Huye cuanto antes.

Di adiós a lo que te hace sentir mal, es difícil despedirse, pero no mata. Durante un tiempo pensarás en los buenos momentos que compartiste con esa persona, pero no debes olvidar la realidad. Deja que el tiempo acaricie las heridas, no te precipites en buscar a otra persona, disfruta de ti mismo.

Siempre existe un periodo de duelo tras una ruptura de pareja, que suele durar entre seis meses y un año. Si necesitas llorar, llora, si necesitas pasear bajo la lluvia, hazlo, si necesitas olvidar di ¡basta!, cada vez que aparezca un recuerdo que te lleve al pasado.

Ahora eres libre, con todo lo que ello significa. Decide, disfruta, haz y deja de hacer, camina, corre, sueña, besa, abraza, mira, exprime la vida. Deja que la soledad te envuelva, que sea un manto cálido, deja que tus pensamientos vuelen libres, que tus sentimientos afloraren en tu piel.

“He decidido hacer lo que me gusta, porque es bueno para la salud”.

El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 2 de noviembre de 2015

Las críticas me afectarán tanto como yo deje que me afecten

Las críticas me afectarán tanto como yo deje que me afecten. Me he pasado media vida teniendo demasiado en cuenta opiniones ajenas, comentarios dolorosos, y consejos sobre cómo debía enfocar mi existencia por parte de personas que aparentaban conocerme.


La vida es demasiado corta como para focalizar nuestra atención en mentes que no son las nuestras, y aún más en enfoques que no nos son útiles, y que no favorecen en nada nuestro crecimiento personal.
Es difícil no hacer caso de las críticas, es difícil ignorarlas sin son dañinas y poco constructivas. Ahora bien, no olvides nunca que tú eres básicamente lo que piensas a lo largo del día, así que no pierdas el tiempo en remordimientos, dudas y malas críticas.

Quien diga aquello de “a mi las críticas no me afectan lo más mínimo”, no es del todo cierto. A todos nos impactan de algún modo. Toda crítica es un enfrentamiento a nuestra esencia, a nuestra forma de actuar. A nuestros esquemas.

Si la crítica es constructiva y damos el paso de aceptarla, confrontarla, integrarla y aprender de ella, será un claro ejemplo de crecimiento interior. Y ello siempre es un buen gesto.

Ahora bien… ¿Qué hacemos en esos casos en que las críticas nos llegan de personas que son significativas para nosotros? Un comentario doloroso por parte de nuestra familia, amigos o pareja, siempre acaba vulnerando de algún modo nuestra autoestima. Y debemos saber afrontarlas, saber gestionarlas.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 28 de octubre de 2015

Cuando menos lo esperas, las cosas buenas llegan

De pronto, y sin que sepas muy bien cómo, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu propia esperanza había dado por perdida.


¿Por qué no? Algunos lo llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de la atracción, pero en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperabas?
Las cosas buenas llegan a quien sabe esperar y a quien disfruta por fin de esa suerte que se ha ocupado en forjar jornada tras jornada. Es el destino, es la oportunidad y la fuerza interior de uno mismo conjugadas para traernos las cosas maravillosas que dan vida a nuestro corazón.

Si eres una persona que suele ver con gran escepticismo eso “de que las cosas buenas llegan de improviso si uno sabe esperar”, merece la pena que reflexiones con nosotros sobre estos sencillos aspectos. La magia, la suerte, la providencia y las cosas hermosas de la vida están a la vuelta de muchas de nuestras esquinas. Solo hay que sabe doblarlas, saber recorrer el camino con la mente abierta y el corazón dispuesto.
La suerte y la llegada de las cosas buenas se deben a un aspecto: creer en ti.

Tan sencillo como eso: las cosas buenas y el ancla de la suerte solo llegan a puerto de quien es capaz de creer en sí mismo para propiciar que determinadas situaciones sucedan.

Para que por fin llegue a nuestras vidas eso que tanto ansiamos, se necesita no solo un deseo. Debemos pensarlo: el pensamiento infunde la emoción y la fuerza de la voluntad, ahí donde la confianza en uno mismo y en sus posibilidades, actúan como auténticas llaves del cambio.

El rincón de la mujer emprendedora

martes, 27 de octubre de 2015

ASODAME, la asociación de las mujeres emprendedoras

Hoy en día se habla constantemente de los emprendedores, de la empreneduría, de la capacidad de crear una nueva empresa que resulte en un negocio exitoso. Pero poco se habla de quienes son esos valientes que se atreven a arrancar con un proyecto sin garantía de que este llegue a convertirse en una forma de sustentarse económicamente. Entre estos hombres y mujeres emprendedores, las mujeres, por su frecuente labor como madres, deben elegir entre una cosa u otra, ya que iniciar un proyecto exige mucho tiempo y dedicación. 


Como apoyo extra a estas mujeres esforzadas nació hace más de 20 años la Asociación ODAME, “fruto de la ilusión y el empuje de un grupo de mujeres emprendedoras que provienen de diferentes sectores profesionales y empresariales, y además alumnos del programa Odame insertado en BCN Activa”. Estas mujeres se dieron cuenta de la importancia de colaborar entre ellas y de la necesidad de mantenerse en contacto tanto para recibir asesoramiento como para acompañarse en este proceso e intercambiar información. Todas eran conocedoras de las dificultades específicas de las mujeres para crear y mantener una empresa y decidieron unirse con el fin de favorecer la presencia de la mujer en el mundo empresarial de la ciudad.

Esta asociación integra una Escuela de Mujeres Emprendedoras, un programa con una metodología muy innovadora, con profesores altamente cualificados y en evaluación continua, y unas instalaciones dotadas de los últimos avances tecnológicos en las que las alumnas reciben asesoramiento personalizado a lo largo de la formación. En este programa cada participante aporta su proyecto personal y es asesorada para llevarlo a cabo, obteniendo en el proceso una red inicial de contactos (con el resto de las alumnas) que le permitirá obtener oportunidades de negocio y de posibles sinergias. La escuela de ODAME está subvencionada por el Servicio de Ocupación de Cataluña, por el programa de Proyectos Innovadores y cofinanciado por el Fondo Social Europeo.

En la Asociación hay diversos programas de actuación para las mujeres que quieran solicitarlos: de asesoría, de mentoraje, de descuentos, de grupos de excelencia, de madres emprendedoras, etc. Dentro de Barcelona activa, además, está propiamente el Programa ODAME del cual el 48% de las mujeres que han participado han salido con una empresa propia constituida. Para más información puedes dirigirte a este e-mail: escoladones@barcelonactiva.cat.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 21 de octubre de 2015

Una mujer que empezó a trabajar a los 14 años en una fábrica.

Zhang Xin creció en la pobreza y a los 14 años empezó a trabajar en una fábrica. Actualmente es más rica que Donald Trump, Steven Spielberg y Oprah Winfrey.

Zhang es la séptima mujer más rica del mundo. Es una empresaria del sector inmobiliario de China y su capital asciende a 3.600 millones de dólares, según Forbes. Su fortuna es 800 millones de dólares mayor que la de Oprah Winfrey, la multimillonaria más conocida del mundo.

La historia de ascenso a la riqueza de Zhang no solo refleja un cambio social en China, sino que, con sus construcciones Zhang han dado forma a gran parte del paisaje urbano moderno del país. El logotipo de su empresa, SOHO China se ve en los costados de los edificios por todas partes de la capital china.
SOHO China tiene 18 complejos en Beijing, entre los que se encuentran enormes edificios. Recientemente, la compañía se expandió a Shánghai, en donde ha comprado y construido 11 propiedades. Dos de los proyectos más recientes de la constructora en Beijing fueron diseñados por la arquitecta ganadora del Premio Pritzker, Zaha Hadid.

Zhang, de 47 años, nació en Beijing antes de la Revolución Cultural de Mao Zedong, cuando las personas cultas como sus padres fueron enviadas a los campos para ser “reeducados”. Al regresar a Beijing con su madre, se enfrentaron a la pobreza y a las penurias. “Nací y crecí cuando la ciudad estaba muy tranquila: no había autos, ni tiendas, ni luces ni máquinas. La gente se transportaba solo en bicicletas”, cuenta.
A los 14 años se mudó con su madre a Hong Kong, en donde pasó cinco años trabajando en fábricas que pagaban poco por fabricar juguetes, ropa y aparatos electrónicos; trataba de ahorrar lo suficiente para ir a estudiar a Inglaterra. “Fue muy difícil vivir en Hong Kong como inmigrante, sin educación, sin experiencia, no hablaba el idioma local ni el dialecto cantonés”, dijo Zhang.
Zhang tardó cinco años en ahorrar lo suficiente para pagar el boleto de avión a Londres y un curso de inglés. Ganó una beca universitaria, estudió una maestría en Economía en la Universidad de Cambridge y obtuvo su primer empleo en Goldman Sachs en Nueva York.
En vez de permanecer en Wall Street, Zhang regresó a Beijing, en donde conoció a su esposo; juntos fundaron SOHO China. “La gente estaba entusiasmada hablando de cómo cambiar China, fue una época intelectualmente dinámica”, dijo. “Sentí que este país en realidad estaba en transición y quería formar parte de eso”.

Desde que Zhang y su esposo, Pan Shiyi, fundaron SOHO China en 1995, se ha convertido en la mayor desarrolladora inmobiliaria comercial de China: poseen cinco millones de kilómetros cuadrados de desarrollos de alto nivel en Beijing y Shanghái.
Aunque la historia de Zhang es increíble, no es la única. De la lista de las 24 multimillonarias de Forbes 2013, seis son chinas (una es de Hong Kong), el número más alto en cuanto a millonarios provenientes de un país diferente a Estados Unidos.
“Creo que las mujeres de nuestra generación pasaron por la Revolución Cultural, sufrieron penurias, salieron de la nada y de repente se dieron cuenta de que en China hay una oportunidad asombrosa”, dijo Zhang. “Así que las mujeres simplemente aprovecharon la oportunidad”.
Zhang tiene más de cinco millones de seguidores en Weibo, la red social de China a la que a menudo comparan con Twitter, en la que comparte sus opiniones sobre los negocios, los sucesos de actualidad y la arquitectura. A pesar de su éxito financiero, Zhang, quien profesa la religión Baha’i, evita las 'trampas de la riqueza' e incluso pidió a su hijo de 14 años que consiga un empleo en un McDonald’s o en un KFC. Lo intentó, pero es demasiado joven y no lo aceptaron.
“No es fácil para mis hijos porque tenemos un perfil alto. Nos esforzamos por darles una vida normal”, dijo. “Soy muy, muy exigente con ellos respecto al dinero. No les doy dinero hasta que me dicen: ‘Necesito 100 yuanes para mi vale del almuerzo’ y cosas así. Así que nunca tienen dinero de sobra. Pero creo que no se puede comparar con la forma en la que salimos adelante, con el lugar de donde venimos”.

Autora: Pauline Chiou

El rincón de la mujer emprendedora


viernes, 16 de octubre de 2015

Mónica García Ruiz se dio una NUEVA OPORTUNIDAD, y tú?

 MI NUEVA VIDA EMPEZÓ EN MI MAYOR TRAGEDIA PERSONAL

Hace casi un año me quedé en paro. Llevaba toda mi vida trabajando en una empresa maravillosa, en la cual había empezado como becaria, y de la cual llegué a ser la directora del departamento de sistemas informáticos y marketing web. Yo estudié análisis de sistemas informáticos, y con el tiempo me especialicé en programación web, y en marketing en redes sociales. Estaba supercontenta, tenía un trabajo genial, rodeada de gente estupenda, donde cada día era un reto. Cobraba muy bien, por lo que hace unos años decidí independizarme y me compré mi propio piso. Lo amueblé con toda la ilusión y me fui a vivir por mi cuenta. Las cosas me iban realmente bien, hacía mi vida como quería. Todos los días tenía un lugar a dónde ir, tenía mucha vida social en el trabajo, y lo mejor es que ¡me encantaba! Incluso cuando me venía un cliente enfadado, o molesto, me gustaba el poder ayudarle y encontrar la forma de que quedara a gusto. En resumen, mi nivel de vida era bastante bueno.

Hace casi un año todo eso cambió. Como la mayoría de PYMES españolas, mi empresa empezó a decaer. Hace unos años ví como la plantilla iba disminuyendo e iba despidiéndome de mis compañeros. Yo pensaba que todo se arreglaría antes de que me tocara a mí, la crisis no podía durar tanto (¡qué ilusa! en 2009 pensaba que para 2010 todo cambiaría). Poco a poco veía como la cara de mis jefes (los cuales eran mi familia) iba cambiando poco a poco, el ambiente era peor, todos estaban de mal humor, las condiciones empeoraban: clientes que no pagaban, empresas amigas que desaparecían absorbidas por las deudas, falta de dinero en cuenta a fin de mes... Conforme pasaban los meses todo iba a peor, aún así yo no perdía la esperanza e intentaba transmitírselo a todos los que tenía alrededor. Pensaba que en algún momento nos saldría una gran oportunidad que nos salvaría, pero no fue así para mí. 

El día que me despidieron, casi me sentí aliviada (¡fijaros que tontería!, no sabría deciros exactamente por qué, pero creo que fue porque mi empresa tendría un gasto menos, y podría intentar sobrevivir). Cuando mi jefe con lágrimas en los ojos me dijo que no podía seguir manteniendo mi puesto, sólo pude darle un abrazo y decirle que no se preocupara, que todo saldría bien. También me dijo que ni siquiera me podía dar los 15 días que normalmente se dan de aviso con antelación, porque ni si quiera sabía si podría pagármelos; así que mi periodo de vida útil se reducía a 48 horas.

Ese día la tranquilidad se apoderó de mi. Llamé a mis padres, a mi hermana y a una amiga. Lo tomé como algo que podía pasar y que no era tan grave como lo pintaban. Así que me dispuse a terminar todo lo que tenía pendiente de manera apresurada, y a formar a un superior para que se quedara con mi puesto (¡fijaros la ironía! "formar a un superior", sólo yo podía resolver ciertos problemas, por eso quizás en algún momento me creí imprescindible, y evidentemente no es así; nada ni nadie es imprescindible nunca). Al día siguiente volví a mi despacho, como si nada hubiera pasado. Dí los buenos días, preparé café para todos, e incluso salí a fumar un cigarrillo con un compañero y hablamos de todo un poco. Me seguía sintiendo tranquila. 

Esa tranquilidad se esfumó por completo cuando mi jefe se dirigió a mí con los papeles del despido en la mano; y de momento digo: "¿queeee? ¿despedida yo? ¿cómo? A ver, a ver.... ¿eso significa que de verdad no voy a volver más?" Esas y mil preguntas más se apoderaron de mí. Mi tranquilidad desapegada era una excusa y una tapadera que había creado mi mente para no afrontar el miedo al despido. Pero en ese momento ya no valía ninguna excusa, estaba siendo despedida y después de un leve movimiento de muñeca dejando mi rubrica en un papel todo se habría acabado. Con lágrimas en los ojos (tanto yo, como mi jefe) fui firmando uno a uno los papeles del despido. Al terminar una sensación de vacío se apoderó de mí, dí un vistazo rápido a la mesa de mi despacho, a mis carpetas de clientes, a mis notas... y no pude decir ni palabra. Mi jefe me dijo que entendería que me fuese en ese momento y no terminara el día, pero yo decidí quedarme para terminar de cerrar unos asuntos y dejar unas directrices a mis compañeros.

Esa tarde fue todo demasiado rápido, y no recuerdo exactamente qué hice. Sólo que cuándo llegaron las 6 de la tarde, apagué mi ordenador, limpié mi mesa, le dí un gran abrazo a mi mejor amigo y compañero de trabajo que había tenido nunca...y con lágrimas en los ojos cerré la puerta y dejé toda mi vida laboral hasta ese momento detrás de mí. No sabría deciros tampoco como me sentí esa noche cuando llegué a casa, creo que no varié mi rutina para nada. Hice lo mismo que habría hecho un martes normal, e incluso temprano me fui a la cama para poder madrugar al día siguiente. "¡Buenas noches Mónica! -me dije a mí misma y me dormí-".

Al día siguiente me levanté temprano, sobre las  7.30 como siempre, desayuné, me dí una ducha, me vestí como un día cualquiera. Cuando llegó la hora que en teoría debería irme a trabajar me senté en la cama, y ahí fue donde mi gran choque con la cruda realidad se hizo visible. Casi con 30 años comencé a llorar como una niña de 6. "¿Y ahora qué hago? ¡No tengo a donde ir! Pero, ¿cómo me voy a quedar hoy en casa?" Recuerdo que era un día de invierno, y estaba bastante nublado y hacía frío, es decir, el tiempo no invitaba nada a salir a la calle, y daba una visión más oscura de la vida (de mi vida en ese momento, adoro los días de lluvia). No dejaba de llorar y llorar, ¿qué podía hacer?. Cuando conseguí tranquilizarme un poco, decidí que lo mejor era quedarme en casa ese día y aclarar pensamientos. ¡No pude tener una idea peor! Fue uno de los peores días de mi vida que recuerdo. Lo pasé fatal, muy triste, deprimida, aún con el sabor amargo de la despedida del día anterior... pero ¿por qué me había tocado a mí? Conforme iba llegando la noche, sentía que podía estar de muchas maneras pero sabía que no podría soportar un día más como el que había pasado.

Amanece un nuevo día, y vuelvo a levantarme a la misma hora. Desayuno, me visto, y me preparé una gran bolsa deportiva para irme directa al gimnasio. Me puse mi mejor sonrisa, mi mejor actitud y mis mejores (por qué no decirlo) culottes de ciclista para entrar a la primera clase de spinning que hubiera disponible. 
Así fue, me fui al mejor gimnasio de mi ciudad, y pasé una mañana estupenda. 

Por aquellos días estaba empezando una relación con un chico, por lo que me sentía feliz en ese aspecto. Tenía mucho más tiempo libre, y podíamos hacer muchas actividades en común. También se acercaban las navidades y era una oportunidad estupenda para ver a mis amigos y familiares que cuando trabajaba, apenas tenía tiempo para ver. Mi mente empezó a pensar en positivo, y con los días la situación de quedarme en paro no me parecía tan mala. Aún así, aunque desde casa, yo seguía terminando pequeños trabajos para clientes por lo que no me sentía desconectada del todo.

Los meses pasaron, y mi vida ya estaba más asentada, pero algo dentro de mí no iba bien (aunque yo en ese momento no lo sabía). Las cosas con este chico empezaron a no ir todo lo bien que yo esperaba, el tiempo libre se convirtió en tiempo para darle vueltas a la cabeza y para pensar de más. No tenía nada que hacer, en lo que concentrar toda mi energía para tener una buena salud mental, por lo que poco a poco fui apagándome y dejándome arrastrar por emociones inútiles. Al final, como no podía ser de otra manera, a los pocos meses caí en una depresión. No le veía sentido a nada, me sentía perdida. No tenía trabajo, mi relación se había ido al traste y no entendía por qué. En mi mente sólo había frases sin sentido y pensamientos dañinos, me sentía como la persona más inútil del mundo. No me merecía ser feliz y lo peor es que yo era la primera que me decía mí misma que no lo merecía.

La gran suerte de mi vida es mi familia, mis padres y mi adorable hermana. Al verme en ese agujero, fui consciente de que yo sola no podría salir por lo que les pedí ayuda. Fui al médico, me mandó un pequeño tratamiento para que me volvieran los ánimos. Comencé a hacer deporte de nuevo, y comencé a verme a mí misma de otra manera. Volvía a tener ganas de levantarme por las mañanas y de volver a vivir. Entonces conforme se me iba aclarando la mente, me iban viniendo nuevas ideas. Empecé a leer libros de automotivación, apagué la televisión y dejé de leer los periódicos. Leía y leía, busqué a personas que estaban en la misma situación que yo, y las animaba a salir de ahí. Me puse una rutina, sólo podía ver videos y leer libros que me aportaran algo nuevo, algo en que pensar, algo que "encendiera mi bombilla".

Una mañana me levanté y me hice la siguiente pregunta: "¿Qué quieres hacer? ¿Si no necesitaras dinero para vivir a qué te dedicarías?" Y de momento, me vino la respuesta. ¡YO QUIERO AYUDAR A LA GENTE! Quiero hacerles ver su valía, ayudarlos a levantar sus propias empresas, que sean personas exitosas, que sean personas que vean la vida por el lado positivo; ayudarlos a entender qué les pasa, cómo pueden encontrar soluciones fáciles, enseñarles a VIVIR. Y así fue, a partir de ahí mi vida cambió, porque YO DECIDÍ QUE CAMBIARA.

Me propuse que en año me formaría como coach, aprendería PNL, terapias alternativas, estudiaría la mente humana, las emociones que tenemos y me convertiría en emprendedora. Y aquí me tenéis. Decidí aprovechar todas mis capacidades para conseguirlo, y aunque todavía me queda un largo camino para llegar a mi destino, ya estoy en ello. Pasito a pasito, llegaré. He empezado por crear una comunidad en facebook y tengo terminada mi propia página web. En unos meses (o quizás menos) podré ofreceros seminarios online, y consultas particulares. Quiero compartir todo lo que se, con todo el que lo necesite. Y convertir mi capacidad en mi modo de vida laboral. Quiero que el dinero trabaje para mí, no yo para el dinero. ¡Ésta es mi nueva vida y voy a hacer que sea una vida maravillosa!

Esta es mi experiencia personal. Espero que por lo menos os sirva de referencia. Amigos, cada uno somos lo que queremos ser. Si quieres estar triste, estarás triste. Si quieres deprimirte, te aseguro que lo harás y hasta límites insospechados. Ahora, si quieres tener éxito, de verdad, si estas dispuesto a trabajar, a levantarte con una gran sonrisa, a poner todo tu esfuerzo y dedicación en algo que te apasiona, llegarás más lejos de lo que nunca nadie ha llegado. 

¡Os mando un gran abrazo con todo mi cariño, y sobre todo mis mejores energías para que seáis la gran persona que lleváis dentro!

Autora: Mónica García Ruiz
Fundadora Aprendiendo PNL y Coaching



lunes, 12 de octubre de 2015

¿Tenemos un feminismo de élite?

¿Qué opináis? ¿Estáis de acuerdo con este estudio?

Aunque haya habido grandes avances, la prometida igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una quimera en la mayor parte de las profesiones. En las sociedades occidentales la mujer ha conseguido equipararse al hombre en términos legales y culturales, pero aún sigue habiendo enormes diferencias el ámbito laboral y económico.

En los últimos cincuenta años, el feminismo ha presionado mucho para que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades y las mismas retribuciones en su puesto de trabajo. Gracias a esta presión, la brecha entre hombres y mujeres ha disminuido, pero sólo para algunas privilegiadas. Según un estudio que acaba de presentar el Instituto para la Investigación de Políticas Públicas de Reino Unido (IPPR), un think tank británico de tendencia progresista, la igualdad está avanzando sólo entre los profesionales de mayor nivel, pero no entre los trabajadores de menor cualificación.
Según pone de manifiesto el estudio británico, las diferencias entre mujeres de distinta cualificación laboral son significativamente mayores que las que existen entre hombres. Las mujeres con un título universitario que nacieron en 1958 ganan casi tres veces más (198%) que las mujeres con un trabajo no universitario de ese mismo año. La diferencia salarial entre los hombres del mismo año, y misma cualificación profesional, es de menos de la mitad: un 45%.

Feminismo de élite

Para Dalia Ben-Galim, directora asociada del instituto que ha elaborado el estudio, podemos sacar una conclusión clara de estos datos: “El feminismo se ha centrado en las mujeres de alta cualificación, y ha dejado de lado al resto de mujeres”.En su opinión, los avances de las mujeres de la cúspide han ocultado la desigualdad presente en los estratos inferiores.
Durante un tiempo, explica Ben-Galim en la presentación del estudio, las políticas de igualdad se han preocupado sólo por romper el “techo de cristal”, la limitación invisible de las carreras profesionales de las mujeres, y sus esfuerzos han ido encaminados a promover la presencia de éstas en los consejos directivos de las grandes empresas. Mientras, el feminismo ha fracasado a la hora de promover la conciliación familiar y la igualdad de oportunidades.
Para Ben-Galim el enfoque de las políticas de igualdad no podía estar más equivocado: “El género sigue teniendo un fuerte impacto sobre las perspectivas salariales de las mujeres, pero la clase social, la educación y el entorno profesional tienen más peso a la hora de marcar su evolución profesional”.
La maternidad: el factor clave
El estudio británico revela que la maternidad sigue siendo el factor más importante para determinar la evolución profesional de las mujeres. Los datos no dejan lugar a dudas: las mujeres que tienen hijos antes tienen una carrera laboral menos exitosa. Entre los hombres ocurre todo lo contrario, los padres de familia ganan más que sus compañeros sin hijos.  
El IPPR ha pedido a las autoridades británicas que promuevan medidas para que los permisos de paternidad sean más progresivos, las guarderías sean más baratas y accesibles y se ofrezcan mejores trabajos a tiempo-parcial.

Fuente: El confidencial

El rincón de la mujer emprendedora