miércoles, 28 de octubre de 2015

Cuando menos lo esperas, las cosas buenas llegan

De pronto, y sin que sepas muy bien cómo, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu propia esperanza había dado por perdida.


¿Por qué no? Algunos lo llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de la atracción, pero en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperabas?
Las cosas buenas llegan a quien sabe esperar y a quien disfruta por fin de esa suerte que se ha ocupado en forjar jornada tras jornada. Es el destino, es la oportunidad y la fuerza interior de uno mismo conjugadas para traernos las cosas maravillosas que dan vida a nuestro corazón.

Si eres una persona que suele ver con gran escepticismo eso “de que las cosas buenas llegan de improviso si uno sabe esperar”, merece la pena que reflexiones con nosotros sobre estos sencillos aspectos. La magia, la suerte, la providencia y las cosas hermosas de la vida están a la vuelta de muchas de nuestras esquinas. Solo hay que sabe doblarlas, saber recorrer el camino con la mente abierta y el corazón dispuesto.
La suerte y la llegada de las cosas buenas se deben a un aspecto: creer en ti.

Tan sencillo como eso: las cosas buenas y el ancla de la suerte solo llegan a puerto de quien es capaz de creer en sí mismo para propiciar que determinadas situaciones sucedan.

Para que por fin llegue a nuestras vidas eso que tanto ansiamos, se necesita no solo un deseo. Debemos pensarlo: el pensamiento infunde la emoción y la fuerza de la voluntad, ahí donde la confianza en uno mismo y en sus posibilidades, actúan como auténticas llaves del cambio.

El rincón de la mujer emprendedora

martes, 27 de octubre de 2015

ASODAME, la asociación de las mujeres emprendedoras

Hoy en día se habla constantemente de los emprendedores, de la empreneduría, de la capacidad de crear una nueva empresa que resulte en un negocio exitoso. Pero poco se habla de quienes son esos valientes que se atreven a arrancar con un proyecto sin garantía de que este llegue a convertirse en una forma de sustentarse económicamente. Entre estos hombres y mujeres emprendedores, las mujeres, por su frecuente labor como madres, deben elegir entre una cosa u otra, ya que iniciar un proyecto exige mucho tiempo y dedicación. 


Como apoyo extra a estas mujeres esforzadas nació hace más de 20 años la Asociación ODAME, “fruto de la ilusión y el empuje de un grupo de mujeres emprendedoras que provienen de diferentes sectores profesionales y empresariales, y además alumnos del programa Odame insertado en BCN Activa”. Estas mujeres se dieron cuenta de la importancia de colaborar entre ellas y de la necesidad de mantenerse en contacto tanto para recibir asesoramiento como para acompañarse en este proceso e intercambiar información. Todas eran conocedoras de las dificultades específicas de las mujeres para crear y mantener una empresa y decidieron unirse con el fin de favorecer la presencia de la mujer en el mundo empresarial de la ciudad.

Esta asociación integra una Escuela de Mujeres Emprendedoras, un programa con una metodología muy innovadora, con profesores altamente cualificados y en evaluación continua, y unas instalaciones dotadas de los últimos avances tecnológicos en las que las alumnas reciben asesoramiento personalizado a lo largo de la formación. En este programa cada participante aporta su proyecto personal y es asesorada para llevarlo a cabo, obteniendo en el proceso una red inicial de contactos (con el resto de las alumnas) que le permitirá obtener oportunidades de negocio y de posibles sinergias. La escuela de ODAME está subvencionada por el Servicio de Ocupación de Cataluña, por el programa de Proyectos Innovadores y cofinanciado por el Fondo Social Europeo.

En la Asociación hay diversos programas de actuación para las mujeres que quieran solicitarlos: de asesoría, de mentoraje, de descuentos, de grupos de excelencia, de madres emprendedoras, etc. Dentro de Barcelona activa, además, está propiamente el Programa ODAME del cual el 48% de las mujeres que han participado han salido con una empresa propia constituida. Para más información puedes dirigirte a este e-mail: escoladones@barcelonactiva.cat.

El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 21 de octubre de 2015

Una mujer que empezó a trabajar a los 14 años en una fábrica.

Zhang Xin creció en la pobreza y a los 14 años empezó a trabajar en una fábrica. Actualmente es más rica que Donald Trump, Steven Spielberg y Oprah Winfrey.

Zhang es la séptima mujer más rica del mundo. Es una empresaria del sector inmobiliario de China y su capital asciende a 3.600 millones de dólares, según Forbes. Su fortuna es 800 millones de dólares mayor que la de Oprah Winfrey, la multimillonaria más conocida del mundo.

La historia de ascenso a la riqueza de Zhang no solo refleja un cambio social en China, sino que, con sus construcciones Zhang han dado forma a gran parte del paisaje urbano moderno del país. El logotipo de su empresa, SOHO China se ve en los costados de los edificios por todas partes de la capital china.
SOHO China tiene 18 complejos en Beijing, entre los que se encuentran enormes edificios. Recientemente, la compañía se expandió a Shánghai, en donde ha comprado y construido 11 propiedades. Dos de los proyectos más recientes de la constructora en Beijing fueron diseñados por la arquitecta ganadora del Premio Pritzker, Zaha Hadid.

Zhang, de 47 años, nació en Beijing antes de la Revolución Cultural de Mao Zedong, cuando las personas cultas como sus padres fueron enviadas a los campos para ser “reeducados”. Al regresar a Beijing con su madre, se enfrentaron a la pobreza y a las penurias. “Nací y crecí cuando la ciudad estaba muy tranquila: no había autos, ni tiendas, ni luces ni máquinas. La gente se transportaba solo en bicicletas”, cuenta.
A los 14 años se mudó con su madre a Hong Kong, en donde pasó cinco años trabajando en fábricas que pagaban poco por fabricar juguetes, ropa y aparatos electrónicos; trataba de ahorrar lo suficiente para ir a estudiar a Inglaterra. “Fue muy difícil vivir en Hong Kong como inmigrante, sin educación, sin experiencia, no hablaba el idioma local ni el dialecto cantonés”, dijo Zhang.
Zhang tardó cinco años en ahorrar lo suficiente para pagar el boleto de avión a Londres y un curso de inglés. Ganó una beca universitaria, estudió una maestría en Economía en la Universidad de Cambridge y obtuvo su primer empleo en Goldman Sachs en Nueva York.
En vez de permanecer en Wall Street, Zhang regresó a Beijing, en donde conoció a su esposo; juntos fundaron SOHO China. “La gente estaba entusiasmada hablando de cómo cambiar China, fue una época intelectualmente dinámica”, dijo. “Sentí que este país en realidad estaba en transición y quería formar parte de eso”.

Desde que Zhang y su esposo, Pan Shiyi, fundaron SOHO China en 1995, se ha convertido en la mayor desarrolladora inmobiliaria comercial de China: poseen cinco millones de kilómetros cuadrados de desarrollos de alto nivel en Beijing y Shanghái.
Aunque la historia de Zhang es increíble, no es la única. De la lista de las 24 multimillonarias de Forbes 2013, seis son chinas (una es de Hong Kong), el número más alto en cuanto a millonarios provenientes de un país diferente a Estados Unidos.
“Creo que las mujeres de nuestra generación pasaron por la Revolución Cultural, sufrieron penurias, salieron de la nada y de repente se dieron cuenta de que en China hay una oportunidad asombrosa”, dijo Zhang. “Así que las mujeres simplemente aprovecharon la oportunidad”.
Zhang tiene más de cinco millones de seguidores en Weibo, la red social de China a la que a menudo comparan con Twitter, en la que comparte sus opiniones sobre los negocios, los sucesos de actualidad y la arquitectura. A pesar de su éxito financiero, Zhang, quien profesa la religión Baha’i, evita las 'trampas de la riqueza' e incluso pidió a su hijo de 14 años que consiga un empleo en un McDonald’s o en un KFC. Lo intentó, pero es demasiado joven y no lo aceptaron.
“No es fácil para mis hijos porque tenemos un perfil alto. Nos esforzamos por darles una vida normal”, dijo. “Soy muy, muy exigente con ellos respecto al dinero. No les doy dinero hasta que me dicen: ‘Necesito 100 yuanes para mi vale del almuerzo’ y cosas así. Así que nunca tienen dinero de sobra. Pero creo que no se puede comparar con la forma en la que salimos adelante, con el lugar de donde venimos”.

Autora: Pauline Chiou

El rincón de la mujer emprendedora


viernes, 16 de octubre de 2015

Mónica García Ruiz se dio una NUEVA OPORTUNIDAD, y tú?

 MI NUEVA VIDA EMPEZÓ EN MI MAYOR TRAGEDIA PERSONAL

Hace casi un año me quedé en paro. Llevaba toda mi vida trabajando en una empresa maravillosa, en la cual había empezado como becaria, y de la cual llegué a ser la directora del departamento de sistemas informáticos y marketing web. Yo estudié análisis de sistemas informáticos, y con el tiempo me especialicé en programación web, y en marketing en redes sociales. Estaba supercontenta, tenía un trabajo genial, rodeada de gente estupenda, donde cada día era un reto. Cobraba muy bien, por lo que hace unos años decidí independizarme y me compré mi propio piso. Lo amueblé con toda la ilusión y me fui a vivir por mi cuenta. Las cosas me iban realmente bien, hacía mi vida como quería. Todos los días tenía un lugar a dónde ir, tenía mucha vida social en el trabajo, y lo mejor es que ¡me encantaba! Incluso cuando me venía un cliente enfadado, o molesto, me gustaba el poder ayudarle y encontrar la forma de que quedara a gusto. En resumen, mi nivel de vida era bastante bueno.

Hace casi un año todo eso cambió. Como la mayoría de PYMES españolas, mi empresa empezó a decaer. Hace unos años ví como la plantilla iba disminuyendo e iba despidiéndome de mis compañeros. Yo pensaba que todo se arreglaría antes de que me tocara a mí, la crisis no podía durar tanto (¡qué ilusa! en 2009 pensaba que para 2010 todo cambiaría). Poco a poco veía como la cara de mis jefes (los cuales eran mi familia) iba cambiando poco a poco, el ambiente era peor, todos estaban de mal humor, las condiciones empeoraban: clientes que no pagaban, empresas amigas que desaparecían absorbidas por las deudas, falta de dinero en cuenta a fin de mes... Conforme pasaban los meses todo iba a peor, aún así yo no perdía la esperanza e intentaba transmitírselo a todos los que tenía alrededor. Pensaba que en algún momento nos saldría una gran oportunidad que nos salvaría, pero no fue así para mí. 

El día que me despidieron, casi me sentí aliviada (¡fijaros que tontería!, no sabría deciros exactamente por qué, pero creo que fue porque mi empresa tendría un gasto menos, y podría intentar sobrevivir). Cuando mi jefe con lágrimas en los ojos me dijo que no podía seguir manteniendo mi puesto, sólo pude darle un abrazo y decirle que no se preocupara, que todo saldría bien. También me dijo que ni siquiera me podía dar los 15 días que normalmente se dan de aviso con antelación, porque ni si quiera sabía si podría pagármelos; así que mi periodo de vida útil se reducía a 48 horas.

Ese día la tranquilidad se apoderó de mi. Llamé a mis padres, a mi hermana y a una amiga. Lo tomé como algo que podía pasar y que no era tan grave como lo pintaban. Así que me dispuse a terminar todo lo que tenía pendiente de manera apresurada, y a formar a un superior para que se quedara con mi puesto (¡fijaros la ironía! "formar a un superior", sólo yo podía resolver ciertos problemas, por eso quizás en algún momento me creí imprescindible, y evidentemente no es así; nada ni nadie es imprescindible nunca). Al día siguiente volví a mi despacho, como si nada hubiera pasado. Dí los buenos días, preparé café para todos, e incluso salí a fumar un cigarrillo con un compañero y hablamos de todo un poco. Me seguía sintiendo tranquila. 

Esa tranquilidad se esfumó por completo cuando mi jefe se dirigió a mí con los papeles del despido en la mano; y de momento digo: "¿queeee? ¿despedida yo? ¿cómo? A ver, a ver.... ¿eso significa que de verdad no voy a volver más?" Esas y mil preguntas más se apoderaron de mí. Mi tranquilidad desapegada era una excusa y una tapadera que había creado mi mente para no afrontar el miedo al despido. Pero en ese momento ya no valía ninguna excusa, estaba siendo despedida y después de un leve movimiento de muñeca dejando mi rubrica en un papel todo se habría acabado. Con lágrimas en los ojos (tanto yo, como mi jefe) fui firmando uno a uno los papeles del despido. Al terminar una sensación de vacío se apoderó de mí, dí un vistazo rápido a la mesa de mi despacho, a mis carpetas de clientes, a mis notas... y no pude decir ni palabra. Mi jefe me dijo que entendería que me fuese en ese momento y no terminara el día, pero yo decidí quedarme para terminar de cerrar unos asuntos y dejar unas directrices a mis compañeros.

Esa tarde fue todo demasiado rápido, y no recuerdo exactamente qué hice. Sólo que cuándo llegaron las 6 de la tarde, apagué mi ordenador, limpié mi mesa, le dí un gran abrazo a mi mejor amigo y compañero de trabajo que había tenido nunca...y con lágrimas en los ojos cerré la puerta y dejé toda mi vida laboral hasta ese momento detrás de mí. No sabría deciros tampoco como me sentí esa noche cuando llegué a casa, creo que no varié mi rutina para nada. Hice lo mismo que habría hecho un martes normal, e incluso temprano me fui a la cama para poder madrugar al día siguiente. "¡Buenas noches Mónica! -me dije a mí misma y me dormí-".

Al día siguiente me levanté temprano, sobre las  7.30 como siempre, desayuné, me dí una ducha, me vestí como un día cualquiera. Cuando llegó la hora que en teoría debería irme a trabajar me senté en la cama, y ahí fue donde mi gran choque con la cruda realidad se hizo visible. Casi con 30 años comencé a llorar como una niña de 6. "¿Y ahora qué hago? ¡No tengo a donde ir! Pero, ¿cómo me voy a quedar hoy en casa?" Recuerdo que era un día de invierno, y estaba bastante nublado y hacía frío, es decir, el tiempo no invitaba nada a salir a la calle, y daba una visión más oscura de la vida (de mi vida en ese momento, adoro los días de lluvia). No dejaba de llorar y llorar, ¿qué podía hacer?. Cuando conseguí tranquilizarme un poco, decidí que lo mejor era quedarme en casa ese día y aclarar pensamientos. ¡No pude tener una idea peor! Fue uno de los peores días de mi vida que recuerdo. Lo pasé fatal, muy triste, deprimida, aún con el sabor amargo de la despedida del día anterior... pero ¿por qué me había tocado a mí? Conforme iba llegando la noche, sentía que podía estar de muchas maneras pero sabía que no podría soportar un día más como el que había pasado.

Amanece un nuevo día, y vuelvo a levantarme a la misma hora. Desayuno, me visto, y me preparé una gran bolsa deportiva para irme directa al gimnasio. Me puse mi mejor sonrisa, mi mejor actitud y mis mejores (por qué no decirlo) culottes de ciclista para entrar a la primera clase de spinning que hubiera disponible. 
Así fue, me fui al mejor gimnasio de mi ciudad, y pasé una mañana estupenda. 

Por aquellos días estaba empezando una relación con un chico, por lo que me sentía feliz en ese aspecto. Tenía mucho más tiempo libre, y podíamos hacer muchas actividades en común. También se acercaban las navidades y era una oportunidad estupenda para ver a mis amigos y familiares que cuando trabajaba, apenas tenía tiempo para ver. Mi mente empezó a pensar en positivo, y con los días la situación de quedarme en paro no me parecía tan mala. Aún así, aunque desde casa, yo seguía terminando pequeños trabajos para clientes por lo que no me sentía desconectada del todo.

Los meses pasaron, y mi vida ya estaba más asentada, pero algo dentro de mí no iba bien (aunque yo en ese momento no lo sabía). Las cosas con este chico empezaron a no ir todo lo bien que yo esperaba, el tiempo libre se convirtió en tiempo para darle vueltas a la cabeza y para pensar de más. No tenía nada que hacer, en lo que concentrar toda mi energía para tener una buena salud mental, por lo que poco a poco fui apagándome y dejándome arrastrar por emociones inútiles. Al final, como no podía ser de otra manera, a los pocos meses caí en una depresión. No le veía sentido a nada, me sentía perdida. No tenía trabajo, mi relación se había ido al traste y no entendía por qué. En mi mente sólo había frases sin sentido y pensamientos dañinos, me sentía como la persona más inútil del mundo. No me merecía ser feliz y lo peor es que yo era la primera que me decía mí misma que no lo merecía.

La gran suerte de mi vida es mi familia, mis padres y mi adorable hermana. Al verme en ese agujero, fui consciente de que yo sola no podría salir por lo que les pedí ayuda. Fui al médico, me mandó un pequeño tratamiento para que me volvieran los ánimos. Comencé a hacer deporte de nuevo, y comencé a verme a mí misma de otra manera. Volvía a tener ganas de levantarme por las mañanas y de volver a vivir. Entonces conforme se me iba aclarando la mente, me iban viniendo nuevas ideas. Empecé a leer libros de automotivación, apagué la televisión y dejé de leer los periódicos. Leía y leía, busqué a personas que estaban en la misma situación que yo, y las animaba a salir de ahí. Me puse una rutina, sólo podía ver videos y leer libros que me aportaran algo nuevo, algo en que pensar, algo que "encendiera mi bombilla".

Una mañana me levanté y me hice la siguiente pregunta: "¿Qué quieres hacer? ¿Si no necesitaras dinero para vivir a qué te dedicarías?" Y de momento, me vino la respuesta. ¡YO QUIERO AYUDAR A LA GENTE! Quiero hacerles ver su valía, ayudarlos a levantar sus propias empresas, que sean personas exitosas, que sean personas que vean la vida por el lado positivo; ayudarlos a entender qué les pasa, cómo pueden encontrar soluciones fáciles, enseñarles a VIVIR. Y así fue, a partir de ahí mi vida cambió, porque YO DECIDÍ QUE CAMBIARA.

Me propuse que en año me formaría como coach, aprendería PNL, terapias alternativas, estudiaría la mente humana, las emociones que tenemos y me convertiría en emprendedora. Y aquí me tenéis. Decidí aprovechar todas mis capacidades para conseguirlo, y aunque todavía me queda un largo camino para llegar a mi destino, ya estoy en ello. Pasito a pasito, llegaré. He empezado por crear una comunidad en facebook y tengo terminada mi propia página web. En unos meses (o quizás menos) podré ofreceros seminarios online, y consultas particulares. Quiero compartir todo lo que se, con todo el que lo necesite. Y convertir mi capacidad en mi modo de vida laboral. Quiero que el dinero trabaje para mí, no yo para el dinero. ¡Ésta es mi nueva vida y voy a hacer que sea una vida maravillosa!

Esta es mi experiencia personal. Espero que por lo menos os sirva de referencia. Amigos, cada uno somos lo que queremos ser. Si quieres estar triste, estarás triste. Si quieres deprimirte, te aseguro que lo harás y hasta límites insospechados. Ahora, si quieres tener éxito, de verdad, si estas dispuesto a trabajar, a levantarte con una gran sonrisa, a poner todo tu esfuerzo y dedicación en algo que te apasiona, llegarás más lejos de lo que nunca nadie ha llegado. 

¡Os mando un gran abrazo con todo mi cariño, y sobre todo mis mejores energías para que seáis la gran persona que lleváis dentro!

Autora: Mónica García Ruiz
Fundadora Aprendiendo PNL y Coaching



lunes, 12 de octubre de 2015

¿Tenemos un feminismo de élite?

¿Qué opináis? ¿Estáis de acuerdo con este estudio?

Aunque haya habido grandes avances, la prometida igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una quimera en la mayor parte de las profesiones. En las sociedades occidentales la mujer ha conseguido equipararse al hombre en términos legales y culturales, pero aún sigue habiendo enormes diferencias el ámbito laboral y económico.

En los últimos cincuenta años, el feminismo ha presionado mucho para que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades y las mismas retribuciones en su puesto de trabajo. Gracias a esta presión, la brecha entre hombres y mujeres ha disminuido, pero sólo para algunas privilegiadas. Según un estudio que acaba de presentar el Instituto para la Investigación de Políticas Públicas de Reino Unido (IPPR), un think tank británico de tendencia progresista, la igualdad está avanzando sólo entre los profesionales de mayor nivel, pero no entre los trabajadores de menor cualificación.
Según pone de manifiesto el estudio británico, las diferencias entre mujeres de distinta cualificación laboral son significativamente mayores que las que existen entre hombres. Las mujeres con un título universitario que nacieron en 1958 ganan casi tres veces más (198%) que las mujeres con un trabajo no universitario de ese mismo año. La diferencia salarial entre los hombres del mismo año, y misma cualificación profesional, es de menos de la mitad: un 45%.

Feminismo de élite

Para Dalia Ben-Galim, directora asociada del instituto que ha elaborado el estudio, podemos sacar una conclusión clara de estos datos: “El feminismo se ha centrado en las mujeres de alta cualificación, y ha dejado de lado al resto de mujeres”.En su opinión, los avances de las mujeres de la cúspide han ocultado la desigualdad presente en los estratos inferiores.
Durante un tiempo, explica Ben-Galim en la presentación del estudio, las políticas de igualdad se han preocupado sólo por romper el “techo de cristal”, la limitación invisible de las carreras profesionales de las mujeres, y sus esfuerzos han ido encaminados a promover la presencia de éstas en los consejos directivos de las grandes empresas. Mientras, el feminismo ha fracasado a la hora de promover la conciliación familiar y la igualdad de oportunidades.
Para Ben-Galim el enfoque de las políticas de igualdad no podía estar más equivocado: “El género sigue teniendo un fuerte impacto sobre las perspectivas salariales de las mujeres, pero la clase social, la educación y el entorno profesional tienen más peso a la hora de marcar su evolución profesional”.
La maternidad: el factor clave
El estudio británico revela que la maternidad sigue siendo el factor más importante para determinar la evolución profesional de las mujeres. Los datos no dejan lugar a dudas: las mujeres que tienen hijos antes tienen una carrera laboral menos exitosa. Entre los hombres ocurre todo lo contrario, los padres de familia ganan más que sus compañeros sin hijos.  
El IPPR ha pedido a las autoridades británicas que promuevan medidas para que los permisos de paternidad sean más progresivos, las guarderías sean más baratas y accesibles y se ofrezcan mejores trabajos a tiempo-parcial.

Fuente: El confidencial

El rincón de la mujer emprendedora


miércoles, 7 de octubre de 2015

Ideas fáciles para instalar tu primer un negocio

¿Quieres emprender ya? 

Entonces no dejes de echarle un vistazo a estas ideas de negocio rápidas y fáciles, lo mejor es que no necesitan de mucha inversión e inclusive los puedes implementar desde casa.




1.- Floristería

Los productos se venden desde el hogar, se promocionan en la red y no requieren de un gran capital. Puedes llevarlo como un trabajo de medio tiempo o los fines de semana.

2.- Maquilladoras para eventos

Un trabajo de medio tiempo que se puede ofrecer desde casa o a domicilio, la promoción puede hacerse por internet y la inversión se hace en el maquillaje de buena calidad.

3.- Clases particulares

Poner un negocio en tu casa enseñando lo que sabes, aprovecha tus conocimientos en idiomas, matemáticas o repostería. Hay tantas habilidades en lo que eres bueno y te pueden generar ingresos extra.

3.- Recoger a niños de la escuela

No requiere de una gran inversión, puedes adquirir un vehículo o no, muchos padres estarían contentos de que sus hijos tengan supervisión responsable a la hora de salir de clases.

4.- Vender pasteles

Trabaja desde casa haciendo lo que más te gusta, si tienes la habilidad de elaborar pasteles puedes ofrecerlos desde casa o hacer reparto domiciliario.

5.- Clases de yoga

Las clases de meditación y prácticas para aliviar el estrés están teniendo numeroso público, si eres un experto en esta área puedes impartir sesiones desde casa.

6.- Bisutería

El mercado de la moda se ha incrementado notablemente, poner un negocio de joyería y bisutería es una buena opción para emprender rápido y fácil.

7.- Creación de páginas web

Con el incremento de público online las tiendas están dispuestas a invertir en una página web, prepárate en esta área y empieza a elaborar estos trabajos desde casa.

8.- Fotografías

Aprovecha tus conocimientos de fotografía profesional y ofrece servicios, muchas personas pagan por tomas fotos, inclusive puedes ofrecerlas por internet a páginas especializadas en ese tema.

9.- Venta de productos de segunda

Poner un negocio en el que vendas cosas de segunda mano puede traerte un numeroso público, hay personas que prefieren los productos de segunda como prendas, muebles o adornos vintage.

El rincón de la mujer empendedora