Oído desafinado
Van dos amigos caminando por una bulliciosa calle de una gran ciudad. Los dos son personas muy diferentes. Uno es alemán, nació en la ciudad y trabaja en ella. El otro es un yogui hindú quien está de visita, lleva ropas de color naranja y mirada inocente. Anda descalzo y se apresura para igualar el paso de su amigo. De repente el yogui detiene su andar y toma el brazo de su amigo y le dice: “Escucha, está cantando un pájaro”. El amigo alemán le responde que no escucha nada, que en la ciudad no hay pájaros y sigue caminando. Minutos después el yogui deja caer una moneda sobre la acera. El amigo alemán se detiene y le dice: “Espera, algo se cayó.” Y sí, la moneda estaba ahí en el piso pasos más atrás. El yogui sonríe y le dice: “Tus oídos se afinaron al dinero, y eso es lo que oyen. Estás a tono con la ciudad. El dinero es lo que oyes, lo que ves y lo que desea tu corazón. Oímos lo que queremos. En cambio estás desafinado para los sonidos de la naturaleza. Tienes buen oído pero estás sordo. Y no sólo de oído, sino de todo. Te cierras a la belleza, la alegría, el paisaje, los sonidos… Andas desafinado”. El pájaro sí había cantado.
Reflexión
Con el trajín de la vida diaria nos perdemos con los estudios, el tráfico, el trabajo, las cuentas, el dinero, etc. Nos dejamos llevar por el sonido de esa moneda en lugar de apreciar el sonido de ese pájaro cantor. Dejamos de apreciar las cosas simples que nos dan alegría, dejamos de apreciar las bondades de la naturaleza y sobre todo aquellas tan importantes como la familia, la amistad y los valores reales. Está bien que estemos concentrados en lograr nuestras metas personales, profesionales, pero no debemos tener oídos sordos o desafinados para no “escuchar” aquellas notas importantes que nos rodean. Seamos como el amigo yogui quien no deja de apreciar lo esencial de esta vida.
¿Y tú, cómo eres? ¿Como el alemán o el yogui?
El rincón de la mujer emprendedora
Con el trajín de la vida diaria nos perdemos con los estudios, el tráfico, el trabajo, las cuentas, el dinero, etc. Nos dejamos llevar por el sonido de esa moneda en lugar de apreciar el sonido de ese pájaro cantor. Dejamos de apreciar las cosas simples que nos dan alegría, dejamos de apreciar las bondades de la naturaleza y sobre todo aquellas tan importantes como la familia, la amistad y los valores reales. Está bien que estemos concentrados en lograr nuestras metas personales, profesionales, pero no debemos tener oídos sordos o desafinados para no “escuchar” aquellas notas importantes que nos rodean. Seamos como el amigo yogui quien no deja de apreciar lo esencial de esta vida.
¿Y tú, cómo eres? ¿Como el alemán o el yogui?
El rincón de la mujer emprendedora
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