lunes, 19 de mayo de 2014

La cigarra y la hormiga

Todos en el bosque sabían que el invierno vendría largo y muy frío. La hormiga, muy consciente de esto había trabajado durante todo el otoño acopiando arena y ramitas para construir su nuevo y resistente hogar; así como juntado suficiente alimento que le dure hasta la primavera.


Una de las últimas tardes de otoño, apareció una cigarra muy cerca a la hormiga. Esta rogaba por comida y descanso. Estaba débil y flaca. La hormiga con las justas escuchó sus quejidos. Al darse cuenta, le dijo: “¿Qué pasa cigarra? Estoy ocupada, solo he podido trabajar hoy 15 horas y no puedo perder más tiempo porque el invierno está por venir”. La hormiga siguió transportando un grano de trigo que pesaba el doble que ella. La cigarra seguía recostada en una hoja seca.
La cigarra otra vez insistió débilmente a la hormiga que le diera alguna sobra de comida, cualquier cosa porque se moría de hambre. La hormiga se detuvo a secarse el sudor que le caía de la frente y le preguntó a la cigarra: “¿Qué has hecho durante todo el verano mientras mis compañeras hormigas y yo trabajábamos?”. “¡Ah! ¡No! No creas que estuve de ociosa”, aseguró la cigarra. “Estuve cantando todos los días. Muy ocupada”.
La hormiga un tanto fastidiada, levantó otro grano de trigo y siguió su camino. “¿Cantaste todo el verano? ¿Sabes qué puedes hacer ahora?”. La cigarra esperanzada le dijo: “No… ¿qué?”. A lo que la hormiga le respondió mientras se alejaba: “Puedes bailar todo el invierno”.

Reflexión

En esta fábula hay muchas enseñanzas, empezando con el valor del trabajo y el esfuerzo para lograr algo. La hormiga trabajó todo el otoño para lograr una casa reforzada y alimento suficiente para no preocuparse luego. También podemos aprender sobre la anticipación, si la hormiguita sabe que el invierno será un tiempo de estar encerrado en su hogar, debe saber que tiene que acopiar todo el alimento posible para que no le falte y no exponerse al clima que podría matarla en el exterior por salir a última hora a buscar algo de comer. Otra lección es saber equilibrar nuestro tiempo de trabajo y de ocio. No lleguemos a ser como la cigarra que se la pasó toda la vida solo cantando bien relajada, sin reconocer el valor del tiempo y las tareas importantes para la vida.

El rincón de la mujer emprendedora
Redacción


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