lunes, 20 de julio de 2015

Hay cosas que ya las doy por perdidas, aunque sepa dónde encontrarlas

Hay cosas que he dejado atrás y aunque sepa dónde encontrarlas sé que la vida es a veces un viaje sin retorno. Pero, no tengo miedo ni me arrepiento de nada, porque sé por lo que vale la pena luchar y reconozco también qué batallas son inútiles…Esas por las que no merece la pena salir herido.



¿Cuántas cosas has dado por perdidas en tu vida? En ocasiones cuesta verlas, cuesta darse cuenta de que cada esfuerzo que invertimos, cada aspecto al que renunciamos por determinadas personas o por algunos proyectos, son como las hebras del humo escapando por una ventana abierta.

La razón por la cual nos cuesta percibir que todo lo que hacemos en ocasiones no va a servir de mucho, es por el propio coste emocional. Por la ilusión, por los sueños, por las esperanzas. Son estas emociones positivas las que nos dan aliento cada día, y ellas las que más de una vez, nos ponen vendas en los ojos.

Hasta que llega la decepción, hasta que llega ese instante en que nos damos cuenta que la balanza de la vida está algo desequilibrada, que ya no nos queda nada, que no hemos recibido nada y que ese sueño, era un mal sueño.

¿Hemos obrado mal? ¿Hemos quizá de arrepentirnos por todo lo hecho? Nunca. Quién no lucha por sus sueños no es valiente, quien no batalla por sus ilusiones no alcanza la luna. Siéntete orgullosa por tu coraje, pero recuerda que una retirada a tiempo, también es de prudentes y de sabias…

Esas batallas inútiles en nuestra vida…

Empezaremos señalando algo importante: nadie sabe que una batalla o un sueño ha sido inútil hasta que la realidad, nos impacta con toda su crudeza. Hasta entonces, toda ilusión va a nutrir cada paso y cada pensamiento, cada esfuerzo y cada acto invertido.

No importa si estamos hablando de un trabajo, de una amistad o de una relación de pareja. La vida es una larga sucesión de momentos en los que ponernos a prueba, de capítulos de los que disfrutar, por los que luchar y de los que aprender. Porque aprender es esa clave vital que debe vertebrar cada día de nuestra existencia.

Es posible que hayas cometido errores y que a estas alturas, hayas dejado ya muchas cosas por perdidas. ¿Debes lamentarte por ello? En absoluto. Lamentar un error es alimentar la amargura por una elección hecha en un momento de nuestra vida.

Los errores se asumen, se entienden, se procesan y se integran en eso que llamamos “baúl de las experiencias”. Y si esos momentos vividos te traen malos recuerdos, no los alimentes cada día, no les lleves flores. Los recuerdos desagradables deben sustituirse por el aquí y ahora, por la felicidad de hoy.

Ninguna batalla es inútil porque es vida vivida y experiencia adquirida. No obstante, no olvides que lo más importante de todo esto es saber darnos cuenta lo antes posible de que ese proyecto, no merece nuestros esfuerzos. De que esa relación, no merece nuestras renuncias ni nuestro sufrimiento.

¿Cuándo es el momento de “dar algo por perdido”?


El rincón de la mujer emprendedora

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