sábado, 22 de febrero de 2014

El ejecutivo y el pescador

Érase un ejecutivo, hombre conocedor de las estrategias de los negocios, quien iba paseando por una playa por la tarde. Eran exactamente las 2pm cuando se encontró en su camino con un pescador quien recogía sus redes con muchos pescados y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó y le preguntó: “¿Tan rápido ha terminado su faena, señor?” El pescador lo miró de reojo y sonriendo le dijo, mientras recogía las redes: “¿Rápido? ¿Por qué dice eso? De hecho, sí, ya terminé mi jornada y he pescado todo lo que necesito”.


El ejecutivo sorprendido le dijo: “¿Ya terminó de trabajar? ¿A las dos de la tarde?”
El pescador le respondió: “Mi día es así. Me levanto por la mañana a eso de las 9, desayuno con mi familia y acompaño a mis hijos al colegio. A las 10 subo a mi barca y salgo a pescar durante 4 horas. A las 2pm estoy de vuelta. Con lo que obtengo en esas 4 horas tengo suficiente para vivir bien. Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, recojo a mis niños del colegio con mi mujer, paseamos, conversamos con la familia y los amigos. Volvemos a casa, cenamos y descansamos felices”.
De pronto, el espíritu de consultor de negocios del ejecutivo salió a flote diciéndole al pescador: “Si me permite, le diré que está cometiendo un grave error en la gestión de su negocio. El costo de oportunidad que usted tiene es demasiado alto y está renunciando a un pay-back impresionante. Usted podría ganar mucho más”.
El pescador algo confundido con las palabras técnicas del ejecutivo, sonrió. El hombre de negocios prosiguió: “Podría hacer de su negocio mucho más rentable si trabajara más horas. Quizá de 8 de la mañana hasta las 10 de la noche”. El pescador le dijo: “¿Para qué?” El ejecutivo desesperado levantando la voz le contestó: “¡¿Cómo que para qué?! Obtendría mínimo el triple de cantidad de pescado. ¿No ha oído hablar de las economías de escala, rendimiento marginal creciente y las curvas de productividad ascendentes? Quiero decir que con los ingresos obtenidos por dicha cantidad de pescado, usted en menos de un año podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón”.
El pescador aún confundido respondió: “¿Para qué otro barco? ¿Y un patrón?”
“¿Para qué? Pues con dos barcos y 12 horas de pesca por barco podría comprar luego otros 2 barcos más. En 2 años podría tener 4 barcos, más pescado cada día y más dinero de sus ventas diarias. ¿Es que no lo entiende?” – contestó desesperado el ejecutivo.
El pescador volvió a preguntarle: “¿Para qué necesito eso?”
El ejecutivo le dijo – casi fuera de sus casillas -: “¡Pero hombre! ¿Está ciego? Su negocio crecería exponencialmente y en unos 20 años, con reinversión ¡tendría una flota de unos 80 barcos, que además serían más grandes que la barcucha que tiene ahora!
El pescador riendo por la desesperación y la cara del ejecutivo volvió a preguntar: “¿Para qué necesito eso?”
El ejecutivo desconcertado responde: “Como se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica. Con esos barcos y esas ganancias usted tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente cada mañana, desayunar con su familia, llevar a los hijos al colegio, salir a pescar por placer durante solo cuatro horas, volver a casa a almorzar, tomar siesta, etc…
El pescador respondió: “¿Y eso no es lo que yo hago ahora?”

Reflexión
Como emprendedores lo más probable es que tengamos la mentalidad como el hombre ejecutivo, preocupado en las ventas, finanzas y en ver crecer el negocio. Esa posición es muy importante puesto que la proyección empresarial es ofrecer un buen producto o servicio, satisfacer una necesidad en un nicho de mercado, logrando buena rentabilidad. Pero la posición del pescador también es correcta, ¿de qué nos serviría tener tanto dinero, lograr tantas cosas materiales, si aquello más importante como la familia y el tiempo que le dedicamos a ella es nulo? Sepamos balancear nuestros quehaceres diarios de los negocios con aquel tiempo de valor con nuestros seres queridos. ¿A quién no le gustaría disfrutar de su familia y su tiempo como lo hace el pescador?

El rincón de la mujer emprendedora


viernes, 21 de febrero de 2014

UN MENSAJE DE LA SELVA

Un mercader persa había conseguido un ejemplar de una especia rarísima de ave. El pájaro estaba acostumbrado a la libertad, y la vida enjaulado le resultaba muy penosa. El mercader le tomó cariño al ave, y decidió aliviar su cautiverio. Le propuso que expresara un deseo y se lo concedería inmediatamente. Por supuesto, el ave no podía pedir la libertad.


- Este es mi deseo. Quiero que vayas a la selva, y cuando encuentres a uno de mi especie, le cuentes la penosa situación en la que me hallo. Solo tienes que decirle que estoy enjaulado. Nada más. Luego debes contarme su reacción.
- Me parece un deseo muy modesto. No comprendo porqué te contentas con tan poco, pero haré lo que dices.

El mercader se dirigió a la selva, y después de mucho buscar descubrió otro ejemplar de esa rarísima especie.

- Pájaro, por favor ven aquí. No temas no quiero capturarte. Solo quiero cumplir el deseo de un semejante tuyo. Me ha encargado que te anuncie que un hermano tuyo está enjaulado en mi casa. Su mayor deseo era que te lo hiciera saber.

En cuanto escuchó esta palabras, el ave cayó desplomada. ¿Estaba muerta?. Parecía que la vida le había abandonado de pronto.
El mercader estaba desolado y no lograba explicarse lo sucedido. Tal vez el ave era muy sensible y la noticia del cautiverio de un semejante suyo había provocado una emoción fatal.
De vuelta a casa, el hombre se apresuró a contarle lo sucedido al prisionero, según lo acordado. En cuanto el mercader terminó de hablar, el ave cayó desplomada. Exactamente igual que su semejante en la selva.
Una vez más, el mercader atribuyó lo sucedido a la extrema sensibilidad de estos animales.

"Probablemente la muerte de un semejante suyo le ha causado una profunda impresión. He cometido un error. No tenía que haber enjaulado a un pájaro tan sensible. Habría hecho mejor dejándolo en libertad.
¡Ahora entiendo porque hay tan pocos ejemplares de esta especie! Lo menos que puedo hacer por su noble alma es enterrarle".

El mercader abrió la jaula y sacó al prisionero, que estaba completamente inerte.
Le colocó un momento en el alfeizar, mientras seguía observándole, muy compungido por el cariz que habían tomado las cosas.
Entonces el ave, como si hubiera vuelto a la vida, dio un respingo y con un aleteo rapidísimo salió por la ventana.

- Ahora entenderás porque mi hermano, en la selva, cayó desplomado cuando le dijiste que yo estaba enjaulado. Gracias a él puedo huir y volar libre por el cielo. Fue él quien me sugirió lo que debía hacer: simular que estaba muerto.

El ave saludó a su carcelero, que le seguía con la mirada estupefacto.



El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 12 de febrero de 2014

Como elegir el nombre de tu empresa.

El nombre de tu negocio influirá en la primera impresión que el público tenga de tu empresa. Por lo tanto, es uno de los valores más importantes que hará que tu empresa refleje una buena imagen corporativa. Ahora bien, ¿cuál es un nombre de negocios ganador?
Involucra a tu familia, amigos y socios en una “tormenta de ideas” o también llamado en inglés “brainstorming”, y sigue las siguientes reglas para encontrar tu nombre ideal.


1. El nombre ideal acompaña la estrategia de la empresa
Plantea la estrategia y la visión de la empresa. En primer lugar debes definir qué quieres comunicar. Es necesario tener en claro el segmento de mercado al cual te diriges. Describe el tipo de negocio, lo que lo diferencia, cuáles son sus puntos fuertes y cómo quieres que te recuerden tus clientes.

2. El nombre ideal es informativo
Incluir información sobre la actividad de tu negocio en el nombre facilita que clientes potenciales encuentren tu empresa en directorios, guías comerciales y/o internet.
Algunos recursos que puedes utilizar son:
Tu apellido, el nombre de los fundadores o socios de la empresa. Ejemplos: Walt Disney, Hewlett-Packard, McDonald's, Marriott, Ford, Wendy’s, etc.
El origen geográfico de la empresa. Ejemplos: Bank of America, Telmex, Texas Instruments, British Airways, etc.
Una referencia directa al producto o servicio que ofrece tu negocio. Ejemplos: Walmart, General Electric, Pizza Hut, Toys r Us, Facebook, etc.
Un concepto que signifique más que un producto, palabras asociadas, como por ejemplo: Intel (Integrated Electronics), 3M (Minnesota Mining and Manufacturing Company), etc. A su vez algo que haga referencia a calidad, precio o beneficios, como por ejemplo: Payless Shoesource (zapatos económicos), Páginas amarillas (directorio), etc.
Un término moderno o creativo que cobre significado especial con el paso del tiempo y la conformación de tu propia marca. Esta es una de las opciones más arriesgadas pero ha funcionado para empresas como por ejemplo: Yahoo!, Google, Starbucks, etc.

3. El nombre ideal es fácil de recordar
Un nombre de éxito tiene que ser memorable, fácil de pronunciar, y que todo el público pueda entender. Tus clientes potenciales deben ser capaces de recordar el nombre de tu negocio para encontrarlo fácilmente. Es preferible que sea corto, simple, que se pueda deletrear de manera intuitiva y que se entienda en varios idiomas.

4. El nombre ideal es aceptado en varias culturas
Un aspecto a considerar es el significado que puede tener el nombre en otras culturas y otros idiomas. Un ejemplo famoso es del Mitsubishi Montero que en el resto del mundo se llama Pajero, y si seguimos con coches existen el Nissan Moco, Volkswagen Jetta o el Mazda Laputa (Si el nombre no te suena raro, haz tu búsqueda en Google para encontrar los significados en distintas culturas).

5. El nombre ideal es original
Tu nombre debe ser diferente, evita que se lo confunda con otra marca por su parecido en el nombre. Lo aconsejable es hacer una lista de posibles nombres y probarlos. Escribe en una hoja todos los nombres que se te vayan ocurriendo. No importa que no sea el idóneo, lo importante es que escribas todo lo que se te ocurra.

6. El nombre ideal comunica una imagen positiva
Todos los conceptos que se asocien tanto con el nombre como con la imagen deben ser positivos. Elige palabras que tengan connotaciones positivas para que la gente las asocie con tu negocio, asegúrate de que estas connotaciones combinen fortaleza con confianza.

7. El nombre ideal está disponible
Antes de elegir definitivamente un nombre comprueba que esté libre, que no haya otra empresa que ya lo esté utilizando, así evitarás futuros problemas legales y sobre todo mucho dinero. Por ejemplo, entre 1978 y 2007 Apple Records y Apple Inc. mantuvieron una batalla legal costosa que incluyó reclamos a Apple Inc por inmiscuirse en el mercado musical, reproducción de archivos de música en sus computadoras, creación del Ipod y distribución de música vía Itunes. Finalmente las partes acordaron que Apple Inc. mantuviera sus marcas y hasta que la música de los Beatles se distribuya desde Itunes.
Además de registrarlo en la oficina de marcas y patentes debes registrar el correspondiente dominio en Internet. Lo ideal es que sea el mismo nombre que la empresa pero en algunos casos puede ser un poco diferente, especialmente si el nombre de la empresa es largo.
Para finalizar, aunque el nombre sea algo muy importante, no lo es todo, y siempre habrá que establecer el posicionamiento. Un buen nombre lo facilitará, pero no garantiza una exitosa imagen de marca. Primero está el trabajo y la estrategia de la empresa.

El rincón de la mujer emprendedora


sábado, 8 de febrero de 2014

El futuro del hombre, ¿ser más parecido a las mujeres?

Hace un par de años, 

un artículo publicado en The Atlantic sacudió los cimientos de la civilización occidental, al menos en lo que respecta a los roles de género. Bajo el nombre de El final de los hombres, la autora del reportaje, Hanna Rosin, anunciaba que la tendencia milenaria que señalaba la supremacía de los hombres sobre las mujeres estaba cambiando y, por fin, las mujeres estaban mejor preparadas, ocupaban más puestos de responsabilidad y, en definitiva, en el futuro iban a ser más relevantes que los hombres, que estaban asistiendo a su propio declive sin saber cómo reaccionar. Una arriesgada tesis que la autora justificaba a partir de criterios demográficos (cada vez nacen más mujeres), sociales (ellas sacan mejores notas y tienen una mejor formación) y culturales (las nueva formas de relaciones sexuales han favorecido la libertad de las mujeres y las han ayudado a mejorar socialmente).


La afirmación de la autora, como era de esperar, no dejó indiferente a nadie. Un par de años más tarde, Rosin vuelve a la carga y publica The End of Men –esta vez matizado adecuadamente con el subtítulo And the Rise of Women– que ha reeditado la polémica de aquel artículo. La tesis, esta vez relatada a lo largo de más de 300 páginas, vuelve a ser la de aquel artículo: que el dinero, la educación y el poder están predestinados a acabar en las manos de las mujeres en el futuro inmediato. Principalmente, señala la autora, porque las características que habían distinguido al hombre durante siglos (como su fuerza física) ya no son necesarias en la sociedad contemporánea, mientras que las que habitualmente se han vinculado con el género femenino, como la empatía, la sensibilidad social y la inteligencia emocional, son las que marcan la diferencia hoy en día.
Alguno de los datos aportados por Rosin son difícilmente discutibles: si durante los años sesenta, el 6% de los ingresos de los hogares americanos eran proporcionados por mujeres, hoy en día significan ya el 40%. Y de los 30 sectores laborales que más se espera que crezcan en los próximos años, 20 están liderados por mujeres. Existe un hilo conductor que explica este auge de lo femenino frente a lo masculino: básicamente, que las mujeres tienen una capacidad de adaptación mucho mayor que la de los hombres, por lo que han sabido posicionarse ante las exigencias del mundo laboral contemporáneo. Otra explicación proporcionada por Rosin es, por discutible que pueda parecer, que la decisión de muchas personas de no mantener una pareja estable ha beneficiado a las mujeres, que ya no se ven obligadas a mantener relaciones “distractivas”. Es decir, cada vez hay menos mujeres atadas a las tareas del hogar.
¿Mejores habilidades, más estrés?
El análisis de Rosin no se fija únicamente en las mujeres de los grandes centros urbanos cuyos trabajos están relacionados con los conocimientos y las habilidades sociales, sino que también proporciona evidencia que pone de manifiesto que en las regiones industrializadas, la clase trabajadora femenina ha superado a la masculina. ¿La razón? Que los antiguos empleos “de cuello azul” han desparecido y, con ellos, muchos hombres han perdido sus puestos de trabajo, por lo que han de ser las mujeres las que consigan el sustento para la familia. Una tesis compartida por hombres como el periodista Dan Abrams, el autor de Man Down (Abrams Image), cuyo subtítulo resume bien cuál es el objeto del texto: “Pruebas más allá de la duda razonable que las mujeres son mejores conductoras, policías, jugadoras, espías, líderes mundiales, catadoras de cerveza, administradoras de fondos de inversión, además de todo lo demás”. O, como lo definía el Wall Street Journal, “una provocadora colección de ensayos pro-mujeres”.
Sin embargo, todo avance social tiene su contrapartida. Como publicaba The New York Times este mismo mes de septiembre, por primera vez en décadas, la esperanza de vida en las mujeres del mundo occidental ha descendido. En concreto, las mujeres sin estudios viven cinco años menos de media (73) que en 1990, algo que no ocurría con los hombres, cuya esperanza de vida tan sólo se ha recortado en tres años. Por otra parte, las críticas a Rosin no se han hecho esperar. Por ejemplo, en las páginas del Sunday Times, Jenni Russell señalaba que  el ensayo “es un intento fascinante de capturar la realidad de los grandes cambios sociales, pero su conclusión de que el mundo valora más las cualidades de las mujeres que las de los hombres y que estos deban parecerse más a las mujeres para tener éxito no es convincente”.
Maniqueísmo femenino
Desde luego, a lo que sí ha dado lugar estos libros es a un bonito repertorio de sustantivos y epítetos con que señalar las diferencias entre hombres y mujeres. El término “mancession” (algo así como “hombrecesión”, mezcla de “hombres” y “recesión”), acuñado por Rosin en el artículo primigenio, ha sido empleado con frecuencia para calificar esta tendencia. Además, la editora de The Atlantic utilizaba la recurrente metáfora material para señalar las diferencias entre ambos: las mujeres son de “plástico”, porque son adaptables, y los hombres son de “cartón”, rígidos y resistentes al cambio. Una división maniquea que muchos han considerado como la revisión femenina e interesada del habitual, y frecuentemente denigrado “las mujeres son de Venus y los hombre son de Marte”.
Otro libro que ha abordado la misma problemática es The Richer Sex, de Liza Mundy, que asegura que el futuro es de las mujeres. Un cambio que se reflejará en todas las costumbres de ambos sexos: “en las citas, relaciones, matrimonios, planes, cocina, limpieza, entretenimiento, discusiones, sexo, crianza y felicidad”, como indica la propia Mundy. Bajo el subtítulo de Cómo la nueva mayoría de mujeres que sostienen a sus familias está transformando el sexo, el amor y la familia, Mundy cuenta cómo se ha producido lo que llama “el gran cambio”, es decir, “un giro profundo en la balanza del poder económico, un sorprendente cambio de roles, que no fue planeado y apenas se pudo prever, y que se deslizó por la puerta de atrás mientras nadie miraba”. ¿Pero realmente hay para tanto? Y, más aún, ¿no será este auge de lo femenino, más bien,una consecuencia indirecta de la decadencia de lo masculino?  
Reescribiendo al hombre
Lo que en estos ensayos se sugiere como correlato no es tanto el auge de las mujeres en cuanto agentes sociales como el declive de los hombres, despistados y sin referentes claros en un momento histórico en el que la masculinidad clásica y sus representaciones han sido sometidas a la deconstrucción sistemática. Otros dos libros publicados el pasado año han intentado dar respuesta a esta situación del macho moderno, desde un prima quizá un tanto frívolo y humorístico, pero que en el fondo intentan redibujar la situación del hombre en una sociedad donde las antiguas virtudes que caracterizaban al género masculino (hombría, fuerza, determinación) ya no son vistas de manera tan positiva.
Por una parte se encuentra Man Up! del periodista deNewsweek, Wired y Slate Paul O’Donnell, que prometía “367 habilidades clásicas para el hombre moderno”, y que abordaban desde la manera correcta de coger a un bebé al desarrollo de capacidades laborales (¿cuándo he de dejar mi trabajo? ¿Cómo consigo otro nuevo?), pasando por aspectos más frívolos como un buen corte de pelo o cuál es la mejor herramienta para afeitarse. Lo más llamativo del libro es que hace referencia a una serie de cualidades que, en décadas anteriores, se habían relacionado con el éxito femenino y su necesidad de mantener una apariencia y actitudes irreprochables.
Quizá el último y más definitorio ensayo en este sentido sea Manning Up: How the Rise of Women Has Turned Men into Boys (Basic Books), publicado en marzo de este mismo año, y que apunta directamente al corazón del asunto, haciendo gala del mismo sentido del humor que el resto de ensayos: en él, la autora del Wall Street Journal Kay Hymowitz señalaba que durante la última década habían aparecido signos innegables de la aparición de una nueva figura en la sociedad, el “niño-hombre” que transita tanto las películas de Adam Sandler como en las de Judd Apatow (Virgen a los 40) y que explican el éxito de publicaciones como la revistaMaxim. Hymowitz señala que, para los hombres de entre 20 y 40 años, ha aparecido una nueva fase en la vida, una posadolescencia en la que ya no están obligados a madurar por completo, sino que pueden permitirse vivir en una infancia infinita hasta que los 40 les obligan a madurar. Algo que no ocurre, sin embargo, con las mujeres,cuyo reloj biológico las impele a afrontar con mayor premura retos como la maternidad.
Robin escribía, precisamente, en The End of Men, que “el fin no tiene por qué ser un estado permanente de existencia”. Quizá el problema no es que el hombre haya llegado a su fin, sino que al igual que lo que ocurrió con la mujer en las últimas décadas del siglo XX, simplemente esté volviendo a reescribir su rol para volver con más fuerza en las próximas décadas.
Fuente: El confidencial

El rincón de la mujer empendedora

martes, 4 de febrero de 2014

Una imágen afectuosa

Construye tu propia imagen

Una persona con emociones tóxicas da excesivo valor a las opiniones de los demás.


Sin embargo, estar sana es construir una imagen de una misma afectuosa y positiva a través de palabras de automotivación.


El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 3 de febrero de 2014

"INCOMÓDAME mi Amor".

Nuestro CRECIMIENTO como personas esta directamente relacionado con ir SUPERANDO las circunstancias y EXPERIENCIAS de la vida.

SUPERARNOS implica salir de la famosa "Zona de Confort", y de la INCOMODIDAD que esto nos genera.

La INCOMODIDAD es el camino por el que pasar para llegar a ser MEJORES, y en el que nos cruzamos con el MIEDO, los temores, la ANSIEDAD, etc.

Las relaciones de PAREJA nos ocasionan muchas veces estas INCOMODIDADES, incomodidades que nos dan la OPORTUNIDAD de crecer.

Y además (si la elección de pareja ha sido acertada) salvaguardados por una PERSONA que nos ame, RESPETE y proteja.

Por eso mi AMOR, incomódame.


El rincón de la mujer emprendedora