Érase
un ejecutivo, hombre conocedor de las estrategias de los negocios, quien iba
paseando por una playa por la tarde. Eran exactamente las 2pm cuando se
encontró en su camino con un pescador quien recogía sus redes con muchos pescados
y amarraba su pequeña barca. El ejecutivo se le acercó y le preguntó: “¿Tan
rápido ha terminado su faena, señor?” El pescador lo miró de reojo y sonriendo
le dijo, mientras recogía las redes: “¿Rápido? ¿Por qué dice eso? De hecho, sí,
ya terminé mi jornada y he pescado todo lo que necesito”.
El
ejecutivo sorprendido le dijo: “¿Ya terminó de trabajar? ¿A las dos de la
tarde?”
El
pescador le respondió: “Mi día es así. Me levanto por la mañana a eso de las 9,
desayuno con mi familia y acompaño a mis hijos al colegio. A las 10 subo a mi
barca y salgo a pescar durante 4 horas. A las 2pm estoy de vuelta. Con lo que
obtengo en esas 4 horas tengo suficiente para vivir bien. Luego voy a casa,
como tranquilamente, hago la siesta, recojo a mis niños del colegio con mi
mujer, paseamos, conversamos con la familia y los amigos. Volvemos a casa,
cenamos y descansamos felices”.
De
pronto, el espíritu de consultor de negocios del ejecutivo salió a flote
diciéndole al pescador: “Si me permite, le diré que está cometiendo un grave
error en la gestión de su negocio. El costo de oportunidad que usted tiene es
demasiado alto y está renunciando a un pay-back impresionante. Usted podría
ganar mucho más”.
El
pescador algo confundido con las palabras técnicas del ejecutivo, sonrió. El
hombre de negocios prosiguió: “Podría hacer de su negocio mucho más rentable si
trabajara más horas. Quizá de 8 de la mañana hasta las 10 de la noche”. El
pescador le dijo: “¿Para qué?” El ejecutivo desesperado levantando la voz le
contestó: “¡¿Cómo que para qué?! Obtendría mínimo el triple de cantidad de
pescado. ¿No ha oído hablar de las economías de escala, rendimiento marginal
creciente y las curvas de productividad ascendentes? Quiero decir que con los
ingresos obtenidos por dicha cantidad de pescado, usted en menos de un año
podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón”.
El
pescador aún confundido respondió: “¿Para qué otro barco? ¿Y un patrón?”
“¿Para
qué? Pues con dos barcos y 12 horas de pesca por barco podría comprar luego
otros 2 barcos más. En 2 años podría tener 4 barcos, más pescado cada día y más
dinero de sus ventas diarias. ¿Es que no lo entiende?” – contestó desesperado
el ejecutivo.
El
pescador volvió a preguntarle: “¿Para qué necesito eso?”
El
ejecutivo le dijo – casi fuera de sus casillas -: “¡Pero hombre! ¿Está ciego?
Su negocio crecería exponencialmente y en unos 20 años, con reinversión
¡tendría una flota de unos 80 barcos, que además serían más grandes que la
barcucha que tiene ahora!
El
pescador riendo por la desesperación y la cara del ejecutivo volvió a
preguntar: “¿Para qué necesito eso?”
El
ejecutivo desconcertado responde: “Como se nota que usted no tiene visión
empresarial ni estratégica. Con esos barcos y esas ganancias usted tendría
suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse
tranquilamente cada mañana, desayunar con su familia, llevar a los hijos al
colegio, salir a pescar por placer durante solo cuatro horas, volver a casa a
almorzar, tomar siesta, etc…
El
pescador respondió: “¿Y eso no es lo que yo hago ahora?”
Reflexión
Como
emprendedores lo más probable es que tengamos la mentalidad como el hombre
ejecutivo, preocupado en las ventas, finanzas y en ver crecer el negocio. Esa
posición es muy importante puesto que la proyección empresarial es ofrecer un
buen producto o servicio, satisfacer una necesidad en un nicho de mercado,
logrando buena rentabilidad. Pero la posición del pescador también es correcta,
¿de qué nos serviría tener tanto dinero, lograr tantas cosas materiales, si
aquello más importante como la familia y el tiempo que le dedicamos a ella es
nulo? Sepamos balancear nuestros quehaceres diarios de los negocios con aquel
tiempo de valor con nuestros seres queridos. ¿A quién no le gustaría disfrutar
de su familia y su tiempo como lo hace el pescador?
El
rincón de la mujer emprendedora