viernes, 29 de enero de 2016

Enseña a los niños el valor de las cosas, no el precio

Enseña a los niños a ser felices, no a ser ricos. Hazles saber que el valor de una persona no está en lo que tiene o deja de tener fuera, sino dentro. Enséñale a desarrollar buenas estrategias y habilidades que le ayuden a comprender quién es el mundo.

Esta educación en valores y en emociones basará sus éxitos como personas y como sociedad. Así, si un niño sabe establecer límites, manejar los extremos y respetarse a sí mismo, sabrá hacer lo propio con lo demás.
Por eso, si queremos cosechar tenemos que sembrar a tiempo e intentar evitar equivocarnos cuando tratamos de otorgar valor o protagonismo a algo sin hacer valer unos principios moralmente adecuados.
Para esto podremos aprovechar su desconocimiento y no dañar su inocencia; por ejemplo, para un niño que aún no comprender el manejo del dinero, tiene más valor una pequeña moneda que un billete. ¿Por qué? Porque las monedas le divierten, puede chocarlas, hacerlas rodar, simular una compra, etc.
O sea, a los niños les hace felices todo aquello que les proporcione cariño, diversión y sustento. Somos nosotros los que les enseñamos que el valor está en el precio y no en las intenciones, las posibilidades o el cariño.
Como es obvio, generalmente lo hacemos sin querer con el simple gesto de dar más importancia o relevancia a aquello que juzgamos por más poderoso, bonito o “divertido”.
En definitiva, el objetivo es que el niño comprenda que las personas son las que tienen el protagonismo de su vida, no sus pertenencias. Del mismo modo, deberán entender que lo importante detrás de todo aquello que tienen es la intención y el esfuerzo.
Así, para lograr todo esto tenemos que conseguir que entiendan qué es el esfuerzo, qué
son las buenas intenciones y, sobre todo, qué podemos sentir.
Ser feliz poco tiene que ver con lo material
Es complicado que no cometamos equivocaciones por el camino cuando vivimos en un mundo que se mueve a lo grande cuando se trata de dinero. Sin embargo, partimos de la base de que todos nosotros queremos que ellos sean felices sobre todas las cosas, lo cual es una gran ventaja en la educación emocional y en valores.
Así, como la felicidad real se consigue con cariño, con experiencias compartidas, con amor y con comprensión, lo esencial es que ayudemos a nuestros niños a darlo todo de sí mismos para que comprendan que las recompensas están en su interior.

1-Elaborad una caja de tesoros callejeros.

Es muy importante que el niño tenga una caja con cosas que les resulten llamativas en sus paseos por la calles, por el parque o por el bosque. Así, la idea es que puedan tener un lugar en el que recoger aquellos palos, piedras, piñas, hojas plásticos que les hayan llamado la atención y les resulten atractivas.
En este sentido, esto les ayuda no solo a nivel sensorial, sino cognitivo. Podéisrealizar manualidades, construir cuentos o historias, inventar juegos… Son lujos al alcance de vuestra mano.

2-Cuando toque hacer un regalo, que sea manual.

Estamos tan acostumbrados a ir a la tienda a comprar lo que sea que ya ni siquiera hacemos postales o tarjetas de cumpleaños. Las manualidades nos ayudarán a terminar con este vicio tan materialista, premiando siempre el esfuerzo a través de la gratitud y felicidad de los demás.

3-Personalizar nuestras cosas con un sello personal.

Elaborando un sello personal conseguiremos que cada cosa sea única, irrepetible e insustituible. O sea, que si se rompe un juguete o una batita, la que pueda sustituirle no podrá significar lo mismo.

Claves para inculcar el valor del esfuerzo

-El niño debe “ganarse” los premios. No es adecuado comprar por comprar (o dar por dar) simplemente porque les queremos, porque nos lo piden o porque nos apetece. Cada cosa debe adquirir un significado positivo más a allá de lo material.
-Predica con el ejemplo. Si los niños ven que tú te esfuerzas y que valoras aquello que lo merece, comprenderán que es algo positivo y lo asumirán más fácilmente.
-Hazles sentir bien y recompensa su esfuerzo; o sea, incentívales a que se empeñen y otorga importancia a cada pequeño logro. En este sentido, debemos enfatizar cada pequeña decisión a través de la que asuman el esfuerzo como la vía para conseguir aquello que queremos.
-Señala aquellas situaciones que sean más claras en este sentido y hazlo día a día. Es decir, simplifica los valores y colócales a ellos como protagonistas siempre que puedas, pues sentirse identificados e implicados les ayuda a trasladar los aprendizajes a sí mismos.
-Siempre es positivo que incorpores cuentos, pues son herramientas muy útiles a la hora de implementar valores ya que les hacen reflexionar y adecuar sus sentimientos a sí mismos y al mundo real.
Recuerda que si no somos felices con lo que tenemos, tampoco lo seremos con lo que nos falta, pues el verdadero valor y la mejor recompensa están en aquello que pertenece a nuestra esencia y se guarda en el armario de nuestro corazón.
El rincón de la mujer emprendedora

miércoles, 27 de enero de 2016

No dejes escapar a las personas que hacen bonito tu mundo

Las personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea, quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y leales. 

La gente bonita es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos llega hasta el corazón.  Su sola presencia emociona, porque respetan, porque no juzgan y porque siempre dan la cara. Por eso son las personas que hacen lindo nuestro mundo.
Ten cuidado y no las pierdas, no dejes que se marchen, no las eches de tu vida. No cometas el error de abandonarlas cuanto algo te atormenta o cuando te necesitan. Permanece, perdona y olvida

Hay personas que nos encantan. No por nada en concreto, sino porque nos ofrecen confianza y placidez. Son relaciones que se cultivan en los pequeños detalles, sinceras y verdaderas. Son aquellas que se pueden alimentar con miradas de complicidad y pequeños gestos, pues cada detalle se convierte en una gran obra.

Estos sentimientos suelen ser recíprocos y hay ciertas reglas no escritas que prevalecen entre ellos. Sin embargo, muchas veces se nos olvida que los “te quiero” también hay que pronunciarlos y que la gratitud es el mejor alimento para el alma.
“Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, un café que te tomas solo… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas”.
Así es que con frecuencia descuidamos algo tan importante y vital como es la demostración del afecto y la atención a las necesidades afectivas de nuestras parejas en este baile de la vida. 

El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 25 de enero de 2016

Tenemos que trabajar al máximo sin afectar a nuestra vida personal.

¿Cómo hacer más en menos tiempo?

Es una pregunta que muchas que pasamos de empleada a empresaria nos hacemos. Efectivamente, cuando se decide emprender son muchas las ventajas que se pueden encontrar como trabajar en lo que realmente te gusta, aspirar a un mayor crecimiento económico, alejarse de la rutina de un trabajo de oficina, y principalmente ser la dueña de tu tiempo.

Pero es precisamente en este punto donde se debe tener cuidado, ya que muchas podemos confundir esto con levantarse tarde, tomarse vacaciones cuando quieras o realizar todas esas actividades personales que antes eran imposibles.


1. Define un horario: 
Se necesita manejar una agenda y establecer en qué momento trabajarás en preparar proyectos o presentaciones, contestar correos electrónicos, realizar llamadas, reunirte con tus colaboradores o para visitar a proveedores y clientes. Es importante comunicar cuáles serán tus horarios de trabajo a tus contactos, familiares y amigos. 

2. Trabaja por objetivos: 
Aunque ya no tengas un jefe a quien rendirle cuentas, no olvides que el éxito de tu emprendimiento está en tus manos. Puedes fijarte una lista de objetivos con resultados medibles y tiempos establecidos de cumplimiento. Tómate todos los días media hora para trazar un plan de trabajo para la jornada siguiente. 

3. Contrata servicios por outsourcing: 
Aunque al principio una emprendedora debe hacer de todo, si es que puedes, recurre a la tercerización de servicios para delegar responsabilidades y, sobre todo, ganar tiempo y calidad en tu trabajo.

4. Aprovecha la tecnología: 
Hay muchas herramientas en el mercado para ahorrar tiempo y mantenerte comunicada en todo momento con tus clientes y proveedores. 

5. Recuerda que no todo es trabajo: 
Delimita tu tiempo y así como debes exigir respeto para tus horarios de trabajo, reserva una cantidad de horas determinada para compartir con tu familia, hacer ejercicio y salir de casa para divertirte. 

El rincón de la mujer emprendedora