Las personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea, quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y leales.
La gente bonita es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos llega hasta el corazón. Su sola presencia emociona, porque respetan, porque no juzgan y porque siempre dan la cara. Por eso son las personas que hacen lindo nuestro mundo.
Ten cuidado y no las pierdas, no dejes que se marchen, no las eches de tu vida. No cometas el error de abandonarlas cuanto algo te atormenta o cuando te necesitan. Permanece, perdona y olvida
Hay personas que nos encantan. No por nada en concreto, sino porque nos ofrecen confianza y placidez. Son relaciones que se cultivan en los pequeños detalles, sinceras y verdaderas. Son aquellas que se pueden alimentar con miradas de complicidad y pequeños gestos, pues cada detalle se convierte en una gran obra.
Estos sentimientos suelen ser recíprocos y hay ciertas reglas no escritas que prevalecen entre ellos. Sin embargo, muchas veces se nos olvida que los “te quiero” también hay que pronunciarlos y que la gratitud es el mejor alimento para el alma.
“Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, un café que te tomas solo… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas”.
Así es que con frecuencia descuidamos algo tan importante y vital como es la demostración del afecto y la atención a las necesidades afectivas de nuestras parejas en este baile de la vida.
El rincón de la mujer emprendedora
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