viernes, 8 de agosto de 2014

Vacaciones

No solo es tiempo vacacional de sol y piel bronceada, de larga siesta y chiringuito de playa.¡Que también!.



El verano da para mucho, aunque se nos hagan tan cortos esos días que se nos escurren como agua entre los dedos, que sin darnos cuenta nos anochecen tan rápido, convirtiéndonos en seres noctámbulos con intención de alargar si cabe un poquito más el ocio, el recreo y el bienestar; esa vida fácil, plácida y relajada de la que somos merecedores después de gloriosas e interminables jornadas laborales.

Tenemos un tiempo que es más valioso que el oro,disponemos de esa calma para realizar las actividades de la que no podemos disfrutar durante los 11 meses restantes y la ilusión de descubrir, experimentar, conocer, visitar, caminar, nadar, jugar, viajar y hartarnos de descanso que tantas veces se convierte en pura utopía, por la simple razón de ser incompatible con tanta actividad desarrollada.

Al final, por lo general regresamos más cansados de lo que salimos, pero siempre nos merece la pena esa experiencia; pues cuantos recuerdos y anécdotas nos llevaremos de vuelta a nuestro lugar de procedencia, para compartir con amigos, vecinos y compañeros, con la sana intención de perdernos en las mieles del recuerdo y la desazón del acabose.

También el verano es tiempo de cosecha. Tiempo de siega de lo sembrado durante el año, después de incertidumbre y desasosegadas miradas al cielo por si graniza, llueve, sopla el cierzo o hiela.
Los que veraneáis en pueblo y campo veréis el trajín de tractores y cosechadoras por las tierras de labor.
Como metáfora, los estudiantes son ya poseedores de sus calificaciones, habiendo a estas alturas recogido el fruto verde o maduro del esfuerzo invertido en el aprendizaje, tras arduas jornadas hincando codos en los libros de texto, como arado y vertedera el labrador en la tierra.

Todo tiene en común: el esfuerzo, la esperanza y el deseo del resultado incierto y el premio de lo merecido.

Pero hay otro aspecto en el que parece no recapacitemos lo suficiente a la hora de plantear y programar nuestro verano, pues pensamos que carece de importancia en nuestro ejercicio del libre albedrío.
Cada uno la conocerá con diferentes formas lingüísticas, yo personalmente la denomino: "parón reflexivo".

El estival es uno de los periodos, donde merece la pena dar un pisotón al freno de nuestra vida y recapacitar que es lo que estamos haciendo con ella, y que es lo que esperamos recibir de la misma. El momento, en que gracias a disponer de tiempos y silencios sosegados, o al menos posibilidad de buscarlos, podemos y debemos encontrarnos de nuevo a nosotros mismos, echarnos un vistazo en el espejo del alma y valorar los logros que hemos conseguido con nuestro desvelo anual.

Esos sufrimientos y esas luchas internas que cual crisol nos convierten en mejores personas, tienden a sobresalir cuando estamos expandidos al mundo exterior y nos ofrecemos en plenitud y esponjados; dispuestos a reír una broma,a disculpar un error y perdonar cualquier inconveniencia del semejante.Nos mostramos tolerantes y comunicativos y valoramos más positivamente todo lo que nos rodea.

Ante una puesta de sol es imposible no meditar ni pararnos a pensar en lo efímero de lo que somos.
Frente la inmensidad del mar y su sonoro oleaje ¿Quién no se imbuye del espíritu de lo inabarcable y desconocido?¿Quién ante la contemplación del firmamento estrellado no se pierde en preguntas sobre lo divino y lo humano?

A mi particularmente me impresionan las tormentas y me siento a contemplarlas,si puede ser bajo techo, aunque no me importa llegado el caso, empaparme con su agua y sobrecogerme con la pirotecnia de sus relámpagos y sus truenos.
La musicalidad del bosque es otro de esos momentos estelares, escuchando trinos, y ramajes arbóreos mecidos por el aire o intrépidas corrientes de ríos de montaña acariciando las piedras mientras murmulla cánones.

Todavía es posible encontrar silencios inimaginables que no vacíos dentro de nosotros mismos, donde poder
comunicarnos con la esencia de lo que somos, pues somos más de lo que creemos ser. Valorarnos como seres trascendentales y querernos como nadie lo puede hacer salvo nosotros, para después ofrecernos en nuestro ámbito familiar,laboral,vecinal y de amistad con energía renovada y carga positiva sabiendo donarnos en sonrisas y muestras de afecto, en amabilidad y colaboración altruista.

Este verano hagamos ejercicio no solo físico y mental, mantengamos una dieta sana rica en buenas vibraciones, nosotros notaremos el cambio y nuestro entorno nos lo agradecerá.Regresaremos no solo morenos sino felices.

Nos leemos de nuevo en Septiembre.

El rincón de la mujer emprendedora

martes, 5 de agosto de 2014

Las plumas

¿Cuántas veces hacemos daño con nuestras palabras y con nuestras acciones? ¿Somos conscientes de esto? Lee la historia que te presentamos a continuación titulada “Las plumas” y reflexiona sobre por qué debemos ser más considerados y saber medir nuestras palabras y acciones antes de ocasionar algo de lo que podamos arrepentirnos.


Cuenta la historia que Genaro había calumniado a su amigo Carlos pues le tenía envidia porque había alcanzado el éxito muy rápido. Tiempo después, Genaro estaba arrepentido de la ruina que aquejaba a Carlos, todo debido a sus calumnias.

Genaro preocupado fue donde el hombre más sabio del pueblo y le contó lo sucedido: “Oh maestro, dime cómo puedo hacer. Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo…”

El sabio le respondió: “Llena un saco con plumas ligeras y pequeñas y suelta una por una por donde vayas”.

Genaro siguió el consejo del sabio, tomó su saco lleno de plumas y en un día ya había esparcido las pequeñas y livianas plumitas por todo el pueblo. Hecho esto, volvió donde el sabio y le dijo: “¡Ya lo hice!” El sabio le respondió: “¿Fue fácil, verdad? Pues ahora coge nuevamente el saco y sal a la calle a buscar cada pluma que soltaste. ¡Júntalas!”

Genaro respondió: “Pero… ¿cómo voy a hacer eso?” y salió muy triste y se sintió desdichado… No pudo encontrar ni diez de las que había dejado por el camino. Volvió donde el hombre sabio quien apenas lo vio le dijo: “Así como no pudiste encontrar las plumas pues volaron con el viento, igual pasó cuando hablaste mal de tu amigo. Contaste a uno, a otro y el boca a boca hizo un daño tremendo. El daño ya está hecho. Sólo te queda pedirle perdón a Carlos. No hay forma de revertir lo que hiciste”.

Reflexión

Empecemos reflexionando. Mentir, calumniar, estafar y otras tantas acciones negativas no nos sirven. Borrémoslas de nuestra vida y seamos personas de bien. Antes de hacer o decir algo, tomemos unos minutos y pensemos, ¿estamos logrando algo bueno con lo que hacemos o decimos?, ¿estamos haciendo daño a alguien con nuestras palabras?, ¿somos veraces en nuestras declaraciones? Cada cosa que digas o hagas tendrá una consecuencia. Sé una persona justa y no seas egoísta, deja de pensar solo en ti y tu beneficio; y ponte en los zapatos de la otra persona.

El rincón de la mujer emprendedora

lunes, 4 de agosto de 2014

¿Interviene el destino en el éxito de un emprendedor?

Es una idea muy extendida entre los no emprendedores. Se cree que existe un ente divino que juega a favor de algunos pocos predestinados, y a otros, los desdichados, los deja sin nada. ¿Qué tanto juega el destino en la formación de un emprendedor? ¿Alguna vez te surgió esta interrogante? Quién iba a pensar que la ley de los astros también podría aplicarse al mundo empresarial. Veamos a continuación que hay de cierto tras todas estas versiones.


1. “LOS EMPRENDEDORES NACEN, NO SE HACEN”

Hace muchos siglos, los antiguos romanos tenían la firme convicción que los esclavos nacían para serlo. Poco importaba que muchos de ellos hubieron sido convertidos de hombres libres a esclavos tras una cruenta guerra, o que alguien hubiera caído en una grave crisis financiera, igual, los romanos creían eso y nada los hacía cambiar de opinión. Pasaron los siglos, y con el advenimiento de la navegación por los grandes océanos, esta idea volvió a cobrar vigor. Ya no eran los esclavos de Europa los que padecían bajo este terrible sino, ahora provenían de otros continentes. ¿Un destino muy caprichoso, no es cierto?

Hemos llegado al siglo XXI, y aunque parezca increíble, el mismo pensamiento que dominaba a los romanos pervive entre los hombres de hoy. ¿Cómo así? ¿Acaso la esclavitud no ha sido abolida? La esclavitud sí, pero no el origen de tan fatal idea. Aún en la actualidad, muchos creen que los emprendedores nacen, que existen ciertas condiciones innatas que les permiten estar por encima de los riesgos, mantener un liderazgo sólido sobre un grupo de gente, y un talento especial para las negociaciones.

Nuevos esclavos han nacido. Lo constituyen todos aquellos que no fueron bendecidos por la naturaleza, que tienen temor a lo que les depara el futuro, que tienen miedo de hablar en público, que tienen pánico de tomar iniciativa, etc. Vamos, ¿sinceramente todavía sigue creyendo en todas esas patrañas?

Lo cierto es que los emprendedores sólo necesitan de tres condiciones innatas para serlo, el resto depende de su propio esfuerzo para crecer como tal. ¿Cuáles son esas condiciones innatas? Una buena salud, inteligencia y disposición para el trabajo. ¿Acaso no poseemos esas cualidades la mayoría de nosotros? Por supuesto. Entonces, ¿qué nos diferencia? ¿Qué hace que algunos sigan anclados a un trabajo que detestan mientras que otros hacen realidad sus más grandes sueños empresariales?

El destino no entra en juego aquí. La cualidad del aprendizaje continuo de un emprendedor lo es todo. La persona que está abierta a seguir aprendiendo (en todos los aspectos de la vida) tiene madera para ser emprendedora. Aprender y aplicar, es esa la única receta existente para ingresar al mundo empresarial. Lo demás es pura charlatanería.

2. “TODO LO QUE SE NECESITA ES SUERTE”

Lo que algunos conocen como suerte, es lo que los empresarios llaman oportunidad. No hay nada de suerte tras el éxito. Eso lo dirán algunos despistados que no saben aprovechar las oportunidades que les brinda la vida. Un emprendedor sí sabe cuándo una oportunidad está al alcance de su mano. Un buen empresario logra discernir entre las oportunidades buenas y las malas. Existen ocasiones que una buena oportunidad no lo es tanto para el emprendedor, quizás, por los riesgos inmediatos que le generen.

Suerte hay en las loterías, en los premios que se ganan en los bancos, en las apuestas (hasta cierto punto). El destino lo es todo en esos casos. El éxito empresarial no guarda relación directa con la suerte. De hecho, es probable que nos surjan más problemas que fortunascuando emprendamos un negocio. Así que la próxima vez que alguien le mencione el término “suerte” al lado del término “negocios”, indíquele que busque esa suerte en un tragamonedas, porque en ningún negocio lo encontrará.

3. “LOS EMPRENDEDORES SÓLO SABEN ESPECULAR”

La especulación se ha convertido en sinónimo de suerte para quienes no conocen de inversiones. Un inversionista de capital es un especulador, no un suertudo. Es una concepción muy diferente. Especular requiere estudio. Un estudio para reducir al máximo el riesgo. Igual situación ocurre con los emprendedores. Ellos no especulan en base a criterios abstractos. Analizan la situación en base a experiencias pasadas, casi de la misma forma como un químico experimenta en una probeta. Sólo que aquí no existen tubos de ensayos ni probetas, la experimentación se da en el área de negocios en el que se mueve el emprendedor.

La especulación no es suerte, repetimos, toda vez que el emprendedor intenta mantener el riesgo a cero con cualquier de estas cuatro estrategias:
Prevención: Elabora un plan para eliminar la posibilidad de riesgo.
Transferencia: Moviliza las consecuencias del riesgo a una tercera parte.
Mitigación: Acepta que el riesgo es inminente, pero establece un plan de acciones para que sus consecuencias sean apenas perceptibles.
Aceptación: Las consecuencias del riesgo no pueden ser vadeadas, pero establece un presupuesto de contingencia para reparar los daños creados.

¿Especulación? Para nada. El inversionista aplica la diversificación para eliminar el riesgo. El emprendedor crea y aplica planes para evitar consecuencias fatales para su negocio. ¿Todavía sigues creyendo que el destino te es adverso?

Fuente: “Mitos emprendedores” 

El rincón de la mujer emprendedora